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Sondeo del observatorio psicológico de la UBA arrojó que la Pandemia se define por las palabras “hartazgo” y “cansancio”

El Observatorio de Psicología Social Aplicada realizó una encuesta que revela el estado de la sociedad ante seis meses de cuarentena para prevenir el coronavirus.

La cuarentena para prevenir el contagio de coronavirus en la Argentina bate todos los récords mundiales y ya cumplió seis meses. Y el humor social y la salud de los habitantes de este país padecen las consecuencias de las limitaciones impuestas desde el gobierno y tan cuestionadas por la oposición. En torno a estos temas, la facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) a través del Observatorio de Psicología Social Aplicada, realizó una encuesta para conocer la situación. Se trata de “Crisis Coronavirus, Estudio Nº 12 - 180 Días de Cuarentena: Salud Mental, Economía y Gestión Política”, que señaló que “espontáneamente, las palabras que aparecen con mayor frecuencia para describir el estado de ánimo son, en su gran mayoría, de valencia negativa: hartazgo, cansancio, angustia, incertidumbre, tristeza, ansiedad y depresión”, arranca el análisis. El agotamiento emocional- cognitivo, que señala el estudio marque que la palabra “incertidumbre” dejó de ser la más mencionada, pasando al primer lugar dos palabras con significado similar, “hartazgo” y “cansancio”. Otros vocablos que connotan emociones negativas con significados más severos que “incertidumbre”, como son “depresión” y “desesperación”. “En la misma dirección interpretativa, la palabra “tranquilidad”, que en la nube anterior tenía una alta frecuencia, ha disminuido significativamente su protagonismo”, señala el estudio.

Lado positivo

En cuanto a la valoración para describir un aprendizaje o experiencia positiva que puede surgir de este medio año de cuarentena, los consultados mencionan más “nada/ninguna (en primer lugar), que “unión”, “paciencia”, “valores”, “familia” y “solidaridad”. Es decir que se valoran las “experiencias positivas en torno a los afectos y al amor en los vínculos familiares, a la amistad y el compañerismo, al estar unidos para ayudarse mutuamente y a la recuperación de valores que quizás, antes de la pandemia, no se los tenía tan presentes”. Ante las distintas opciones de sentimientos, emociones y estados de ánimo presentadas, “cansancio” es el que está al tope de las elecciones, seguida por “incertidumbre” y “resignación-impotencia”. “Estos resultados”, dice el informe, “aportan evidencias acerca de que la incertidumbre multidimensional, producida por la sumatoria de pandemia más confinamiento prolongado, estaba invadiendo todos los ámbitos de la vida (salud, trabajo, familia, economía, proyectos de vida, etc) y constituyendo una verdadera “incubadora” de emociones negativas, como ansiedad, angustia, depresión, temor al futuro. En tal sentido, la incertidumbre operando como principal eje emocional-cognitivo ha comenzado a horadar la capacidad de regulación emocional de muchas personas, produciendo claros indicadores de malestar psicológico”, que lejos de disminuir en intensidad, “es una llamada de alerta respecto a la cronicidad (y eventual aumento) de este conjunto de indicadores de malestar psicológico”, reconoce y se permite arriesgar que “El tiempo de confinamiento, lo incierto de su finalización y sus profundas consecuencias en el plano económico, parece que han posibilitado la consolidación de la curva de salud mental en valores muy altos, que no ceden y no son deseables para el futuro bienestar psicológico de las personas”. Claro que en este panorama negativo en cuanto a lo psicológico, también está influida por las muy malas expectativas económicas que los consultados perciben, dado que no ven una mejora en el corto plazo. “Una importante mayoría cree que el impacto del coronavirus será fuertemente negativo en el plano económico. Los valores de “acuerdos” y “desacuerdos” (alto porcentajes de acuerdo con lo negativo y de desacuerdo con lo positivo) muestran que las expectativas y pronósticos intuitivos que tiene la mayoría de la gente están bastante sesgados hacia escenarios futuros negativos”, dice el informe y detalla que el 83% está, en distintos grados, en desacuerdo con que la “recuperación económica luego de la pandemia del Covid-19 será rápida” y en el mismo sentido, un 75% están en desacuerdo en que “los cambios sociales y económicos que se generarán por la pandemia del Covid-19 serán positivos para el futuro de la humanidad”.

Esto también está confirmado por la percepción de los encuestados acerca de su situación personal, ya que alrededor del 64% considera que está “peor o mucho peor” que antes. Sin embargo, la preocupación por la economía no hace que baje la preocupación por la salud, ya que el 67% de los consultados, sigue temiendo contraer el virus y el 55% al menos una vez pensó que se había contagiado. Con respecto a la recuperación de la situación económica, los consultados tienen las peores perspectivas, tanto a nivel personal como a nivel del país. Una inmensa mayoría, un 82% considera que la situación del país no va a recuperarse antes de dos años o más. Algo tan negativo para el país, se vuelve más optimista cuando se pasa al plano personal, ya que sólo el 41% cree que su economía va a tardar dos años o más en acomodarse. En este panorama de pesimismo generalizado, se le suma la percepción de que las peores opciones sugeridas por los encuestadores, son las más elegidas por los consultados a la hora de responder la pregunta “¿Cuánto tiempo más cree que va a durar la epidemia del coronavirus?”. Un 63% cree que va a tardar más de seis meses, distribuido entre un 42% que estima que se resolverá dentro de entre 6 meses y un año, y un 21 por ciento considera que llevará todo el año 2021. Sin embargo, la cuarentena y sus consecuencias no parecen haber impactado de manera sustancial en las relaciones interpersonales, ya que la mayoría de los encuestados, con variantes en cada ámbito consultado, asegura que sus relaciones no han cambiado de manera sustancial. Por ejemplo, el 51 por ciento dice que su relación de pareja no ha cambiado, mientras que un 26% reconoce que empeoró y un 23%, que mejoró. En el ámbito laboral, las relaciones se mantuvieron sin variantes en un 44%, mientras que un 46% entiende que empeoraron y sólo un 10% acepta que mejoraron

Gestión

En cuanto al manejo político de la pandemia, un 45% le diría al presidente Alberto Fernández que hay que “Terminar con las restricciones del confinamiento y abrir todas las actividades para que todos pueden volver a trabajar”, un 31% quiere “Continuar como hasta ahora, con una apertura parcial de actividades para que no aumenten los contagios” y un 21%, “Volver a la fase 1 en cada zona que haya rebrote, aunque implique el cierre total de actividades no esenciales nuevamente”. A la hora de personalizar entre Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, el jefe de Gobierno porteño es quien tiene mayor aprobación ante el manejo de la pandemia, un 60%, mientras que el presidente suma un 37% y el gobernador, apenas un 33%. Claramente quien más perdió fue Fernández, que arrancó con un 88% de aprobación a los 31 días de cuarentena y hoy está en los mencionados 37%. Algo similar sucede con la imagen, que era positiva el 21 de abril en un 84% y hoy tiene menos de la mitad, 39%.

Las conclusiones del análisis señalan que “la curva de salud mental sigue presentando indicadores negativos en niveles altos. La mayoría de ellos se han consolidado en los niveles precedentes (medición a los 100 días) e incluso algunos indicadores, como “angustia” y “pérdida del sentido de la vida”, se han incrementado. En síntesis, a pesar de la flexibilización de la Aspo y lo que trajo aparejado en términos de “nueva normalidad”, se observa que el abanico de sentimientos y emociones negativas asociadas al malestar psicológico se mantiene en una meseta significativamente alta”. En este sentido, puede notarse cómo “la incertidumbre ha perdido centralidad en la definición de los estados de ánimo y han ganado terreno la angustia, la ansiedad, la depresión y la tristeza. Lo que definimos como “ceguera del futuro” ha comenzado a bajar velos y la realidad socioeconómica comienza a despejar incertidumbres y dejar certezas, lamentablemente muy negativas para una gran mayoría de ciudadanos. Tenemos menos ceguera del futuro, pero más angustia y depresión”, explica el informe, que reconoce que “las precupaciones por la economía personal y la economía del país han aumentado, mientras que la preocupación por lo sanitario ha disminuido”. Finalmente, “un 73% considera que la mejor estrategia es lograr un equilibrio entre lo sanitario y lo económico. Sólo un 16% considera que lo mejor sería priorizar lo sanitario y un 11% priorizar lo económico. Pero cuando deben responder sobre lo que perciben que el Gobierno Nacional ha hecho, un 72% percibe que el gobierno ha priorizado lo sanitario por sobre lo económico. Es muy probable que esta amplia brecha sea generadora de pérdida de confianza en las medidas que toma el gobierno en materia de gestión de la crisis”, completa el estudio que abarcó una muestra de: 3.664 casos, con un error muestral ± 1,6%; nivel de confianza 95%. Los consultados (todos mayores de 18 años) abarcaron grandes conglomerados del país y la muestra fue realizada entre el 20 y el 26 de septiembre de este 2020.

Fuente: Perfil.

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