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Termina la temporada de caza en Santa Cruz, pero la lucha por conservar la fauna autóctona continua

El gobierno de la provincia reavivó una polémica que atraviesa a la región patagónica desde hace décadas con la medida que se extiende hasta el 31 de agosto. Aunque hubo iniciativas para frenar la caza y preservar especies autóctonas, los pedidos no fueron escuchados.

Por decisión del Consejo Agrario Provincial (CAP) de Santa Cruz, se permitió la caza de especies introducidas y nativas desde el 1 de abril hasta el 31 de agosto. Entre las especies nativas más afectadas, están el zorro colorado, el zorro gris, el guanaco y el puma.

La medida genera todos los años una división entre los productores ganaderos y las organizaciones conservacionistas. Mientras los ganaderos ven en la caza una herramienta necesaria para proteger sus animales, las organizaciones ecologistas consideran la decisión como un ataque directo a la biodiversidad de la región.

Según la resolución provincial, cada persona que cuente con el permiso de caza deportiva puede cazar hasta ocho especies y con un límite de capturas semanales. Siguiendo con esta información, el número máximo habilitado para cazar es un zorro colorado, un zorro gris y un puma por semana y dos guanacos por día por persona.

Por otra parte, la liebre europea, el visón, el consejo europeo y el jabalí, al ser consideradas especies exóticas invasoras, no tienen límite de captura por persona. Cabe aclarar, que toda caza furtiva de cualquier otra especie que no forme parte del listado, sigue siendo ilegal.

Proteccionistas y productores ganaderos: la división de la patagonia

Más allá de la medida, la disputa por la caza entre productores y proteccionistas ambientales es de vieja data. Por un lado, los que viven del campo, en especial del criado de ovejas, quienes afirman que animales como el puma son una amenaza para su actividad. Por el otro, quienes abogan por medidas a favor de cuidar y proteger la fauna que habita en la Patagonia.

Desde abril, se llevaron varias medidas para dar marcha atrás con la autorización de caza anual, pero ninguna tuvo éxito. A través de redes sociales, y hasta una convocatoria de firmas en change.org, no bastó para impedir que se lleve adelante la actividad.

Lo cierto es que desde que se comenzó a criar ganado en la región patagónica, la disputa territorial con la fauna silvestre crece año a año. Esto se intensifica debido al lento despoblamiento de los campos, el cambio climático y la falta de políticas públicas en la materia.

Desde el sector ganadero afirman que el impacto de la sobrepoblación de guanacos, que disputa el forraje con el ganado ovino y su potencial efecto de desertificación; y el ataque de pumas al ganado doméstico, son el eje principal del problema.

En contraposición, asesores científicos y de cuidado ambiental sostienen que se deben tomar medidas innovadoras para proteger a la fauna que se desarrolla allí; pero además advierten sobre posibles consecuencias para la producción ganadera en caso de que disminuya la cantidad de animales como pumas y guanacos.

Finalmente, desde organizaciones de la sociedad civil y científicas sostienen que es necesaria la inmediata revisión de la legislación vigente. Y piden revisar el conflicto entre la fauna patagónica y la producción ovina ya que es un problema complejo que requiere un abordaje adecuado buscando la coexistencia.


Una ONG que se dedica a la protección del puma

A raíz de este conflicto existe una ONG que se dedica a rescatar pumas y milita por la erradicación de la caza para conservar la especie. Se trata de Pumakawa, la reserva que vela por la protección de la fauna silvestre en la provincia de Córdoba.

Pumakawa significa “el que cuida con el sigilo de un Puma”, nombre que le dio Karina Maschio quien se dedica, desde hace 30 años, a preservar la especie del puma concolor en Argentina.

Con los años fueron llegando diferentes profesionales, conservacionistas técnicos y referentes en Argentina, la mayoría aporta su trabajo de manera voluntaria.

Durante este año, trabajan para proteger al puma, luego de conocerse una nueva resolución por parte del gobierno de Santa Cruz, que habilitó la caza “deportiva” de esta especie y otras autóctonas.

Si bien, la caza termina este mes de agosto, la disputa por la caza está lejos de llegar a su fin. Especialistas académicos piden realizar estudios del impacto que genera la caza deportiva en la fauna que vive en la Patagonia y tomar medidas técnicas como perros protectores.

Los perros de raza Maremmano-Abrucense están entrenados en lobos y pumas, y ahuyentan a estos animales sin matarlos. Esta sería una alternativa a la práctica de caza, como propone la vieja cultura ovina.

Más allá de las diferentes miradas, el conflicto demanda debates, diálogo y conocimiento científico para abordar una solución posible que pueda sostenerse en el tiempo y lograr consenso.

Fuente: Portal notaalpie.com.ar

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