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Política
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El Senado que se viene

El artículo 7° del Reglamento de la Cámara de Senadores establece que “el 29 de noviembre de cada año de renovación de la Cámara, o el día inmediato hábil anterior si fuera feriado, se reúne el Senado para incorporar a los senadores electos que han presentado título otorgado por la autoridad competente y para expedirse sobre los títulos de los electos diputados como suplentes”, sin embargo, la jura formal de los mismos y la designación de las autoridades quedará para el martes 5 de diciembre.

Esto es, en la fecha prevista por el reglamento se avalarán los diplomas de todos los senadores nuevos, y la jura quedará para seis días después.

Del Senado, pues si bien está establecido ya por la Constitución nacional que la presidencia corresponde a la vicepresidencia de la Nación, en este caso representada por Victoria Villarruel, están también los cargos que le siguen, que generan especial atención por su relevancia. Fundamentalmente la presidencia provisional.

Segundo lugar en la sucesión presidencial, ese puesto es clave por lo emblemático. Pasa que la presidencia del Cuerpo es la única que está reglada; el resto, se define por la fuerza de los votos. Es uso y costumbre que ese lugar sea reservado para el gobierno de turno, pero al no haber tanta experiencia en la materia, la letra escrita puede ser modificada.

Vayamos a la historia reciente, que es la que viene desde el 83 a la fecha. Cuando llegó Raúl Alfonsín al poder, tenía mayoría en Diputados, mas no en el Senado, donde el peronismo siempre tuvo superioridad. Y cuando no la tuvo, no hubo nadie que lo superara, salvo escasos pasajes nada homogéneos, por cierto.

Tanto a Alfonsín, como a Fernando de la Rúa cuando llegó a la presidencia encaramado sobre la Alianza, les dejaron elegir al presidente provisional. Entre 1983 y 1989, ese cargo fue ostentado por el radical porteño Edison Otero. Y cuando asumió De la Rúa, diez años más tarde, la presidencia provisional la ocupó otro radical, el mendocino José Genoud. Cuando menos de un año después Carlos “Chacho” Alvarez renunció a la vicepresidencia de la Nación, también se fue Genoud, y ocupó su lugar el misionero Mario Losada, quien fue a su vez el virtual vicepresidente.

Ahora bien, cuando la Alianza perdió las elecciones intermedias, el peronismo fue por ese cargo y puso a Ramón Puerta en la presidencia provisional. De la Rúa tenía “el boleto picado” y cuando renunció, Puerta asumió por un día, y todo lo que sucedió luego.

Por eso no resultaría inocuo que el presidente provisional del Senado no fuera a partir del 10 de diciembre un oficialista. Consultada sobre el tema, Victoria Villarruel dijo que eso “es algo que va a decidir el presidente Javier Milei”. No es lo que dice la Constitución, que no menciona nada sobre el presidente provisional del Senado. Es el reglamento de la Cámara el que establece en su artículo 2º que en la sesión preparatoria “la Cámara hará sucesivamente y por mayoría absoluta la elección de un presidente provisional para que la presida en los casos determinados en el artículo 58 de la Constitución, un vicepresidente, un vicepresidente 1º y un vicepresidente 2º”. Lo deciden los números, no el presidente de la Nación.

Desde el oficialismo saliente, no confirmaron ni desmintieron si buscarán ese lugar a partir del 10 de diciembre. Pero el rumor está y, si la decisión lo acompaña, solo quedaría por ver si los números le alcanzan al oficialismo para lograr ese lugar que lo pondría en el segundo escalón de la escala sucesoria. Necesitan 37 votos para eso.

El rumor que circuló en la semana sugería que el kirchnerismo buscaría imponer como presidenta provisional a Juliana di Tullio. Sonó inquietante: todo un desafío para el gobierno que viene.

El interbloque Frente de Todos, que seguramente pasará a llamarse Unión por la Patria, tiene 33 votos propios, lo que los convierte en primera minoría. Están además el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espínola, que al menos hasta ahora orbitan dentro de Unidad Federal junto a la cordobesa Alejandra Vigo, esposa del gobernador Juan Schiaretti, con quien La Libertad Avanza viene construyendo una alianza.

Están después los misioneros del Frente de la Concordia, aliados habituales del kirhnerismo, igual que la rionegrina que sucederá a Alberto Weretilneck. Pero estas alianzas habituales son para tiempos de oficialismo. Los partidos provinciales no suelen aliarse a opositores, menos en el inicio de una gestión.

De ahí que la maniobra para investir a un kirchnerista en la presidencia provisional del Senado sería una jugada audaz con pocas chances de avanzar en las actuales circunstancias. Suena a estrategia armada para cuando el plan B preveía una derrota por dos puntos. No fue el caso.

El futuro oficialismo

La Libertad Avanza logró lo que ninguna fuerza nueva había conseguido hasta ahora: alcanzar 7 senadores en una sola elección, encima en su debut electoral. Con triunfos además en dos provincias. Y casi fueron 8, pero el escrutinio definitivo le dio por poco la victoria al peronismo en San Juan.

La fuerza de Milei consiguió un resultado para el Senado digno de un peronismo vencedor.

Pero todos estos pergaminos no alcanzan para mover el amperímetro en el Senado, donde tendrá apenas el 10 por ciento de la Cámara. A 30 del quórum. Necesita sí o sí alianzas, pero no serán formales. En Juntos por el Cambio dan por alineados y dispuestos a sumarse a un interbloque a la cordobesa Carmen Alvarez Rivero, el entrerriano Alfredo De Angeli y el misionero Martín Göerling.

Después habrá otros dispuestos a colaborar. Ha sido clave la postura de los gobernadores de Juntos por el Cambio, que han dejado claro la semana que pasó que quieren que JxC se mantenga unido y desde allí “contribuir con la gobernabilidad de la Argentina”. Es la razón por la cual los radicales no patean el tablero y se alinean decididamente con la oposición.

Hombre de Juntos por el Cambio e integrante de Cambio Federal, el bloque que lideró el último año Nacho Torres, gobernador electo de Chubut, el salteño Juan Carlos Romero será un clave en el Senado que viene. De dilatada trayectoria legislativa -es senador desde 2017-, y con el aval que le da haber sido compañero de fórmula de Carlos Menem –admirado por Milei, que no tiene reparos en definirse menemista-, Romero bien podría ser el eventual presidente provisional. Y si no es ese cargo, será el articulador que necesita una fuerza sin experiencia legislativa.

Romero cuenta con la chubutense que reemplazará a Torres, Andrea Cristina, y su comprovinciana Edith Terenzi, que es radical, pero ya formaba parte de Cambio Federal y allí seguirá. Están alineados con sus gobernadores los radicales mendocinos Mariana Juri y el actual gobernador Rodolfo Suárez; el chaqueño Víctor Zimmermann y los correntinos Mercedes Valenzuela y Eduardo Vischi.

No necesariamente responden a Maxi Pullaro, pero muy probablemente estén dispuestos a hacerlo con el Gobierno nacional, los santafesinos Carolina Losada y Dionisio Scarpin.

Lo mismo sucedería con Luis Juez y la pampeana María Victoria Huala.

En el caso probable de que La Libertad Avanza decida reservar para sí la presidencia provisional, segundo lugar en la línea sucesoria, un nombre probable es el del senador por San Luis -una de las dos provincias donde LLA ganó- Bartolomé Abdala. De experiencia legislativa por haber sido diputado provincial, Abdala pasó por el oficialismo puntano, donde fue ministro de Turismo. Luego presidió el Pro de su provincia, de donde terminó yéndose cuando se peleó con la senadora nacional Gabriela González Riollo y Patricia Bullrich intervino el partido provincial.

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