La situación en los barrios “es desesperante, porque lo que se cobra no alcanza y los comedores y copa de leche están sobrepasados”, contó a AIM la referente entrerriana de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Silvia García.
Argentina está sumida en la estanflación. El gobierno de Javier Milei descarga un brutal ajuste sobre el pueblo. El impacto de la crisis trasciende los Estados provinciales. Volvió a naturalizarse ver familias en las calles revisando la basura o durmiendo en rincones. Así, en cada lugar del país, el hambre se torna un crimen como una fusta que golpea duramente a los pobres invisibilizados y criminalizados por este gobierno nacional.
En los barrios “la situación cada vez es más angustiante, ya que se está profundizando la crisis, las necesidades y el hambre”, describió García a esta Agencia. El dolor de no poder garantizar dos platos de comida a los niños o jubilados azota las paternidades y vulnera derechos que el Estado argentino hoy desconoce por omisión.
La moneda no vale. La promesa del dolor para estar mejor está costando vidas y tiempo, mucho tiempo de infancias y ancianidades que se extinguen. El dinero que se percibe no es suficiente: “Aunque hubo un aumento en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y en la ayuda de las tarjetas alimentarias, la inflación licuó lo que se percibe por los programas sociales y ya no alcanza la plata ni siquiera para poder comer una semana, a lo que se suma que no hay changas, porque la gente que tiene un sueldo, que es un trabajador en blanco, cuida su dinero porque todos estamos padeciendo la crisis y llegan muy justos a fin de mes”.
Naturalizar el dolor del otro, invisibilizarlo y criminalizarlo es un síntoma de esta época en la que los totalitarismos reaccionarios de la ultra derecha imponen. En la crisis “se vive el día a día con lo que se puede; con un plato de comida del comedor, con una copa de leche o con lo que se puede rescatar de los contenedores, porque muchas familias volvieron a buscar comida, cartones o lo que se pueda sacar para poder vender y así ir subsistiendo”.
Ante este oscuro, triste y distópico escenario, desde la CCC “sostienen el reclamo a las autoridades” y trabajan para armar proyectos productivos, como el trabajo en huertas.
Unidad en la lucha
Este primer paro nacional del 24 de enero “demostró que el pueblo no está contento con las medidas que va tomando este gobierno”, dijo la dirigente social quien anticipó que “las luchas se van a ir profundizando”.
“Nosotros, seguramente, vamos a seguir el plan de lucha porque siempre hemos estado en la calle peleando por los derechos de cada uno de los compañeros ocupados, desocupados y jubilados”, indicó la referente provincial de la CCC, quien apuntó que “la unidad de todos los sectores es necesaria para poder dar vuelta este DNU y esta Ley Ómnibus, que nos quieren imponer”.