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Política
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No se demuestran vínculos del narcotráfico con el Estado municipal

La primera jornada del juicio fue todo lo tediosa que se había anunciado. Se trató de una larga lectura que podía haber sido más agobiante aún si las partes no hubieran acordado pasar por alto la lectura de otro centenar de páginas del expediente. Sin embargo, desde sus respectivos lugares, los abogados de Sergio Varisco apresuraron sus gestos de conformidad según se iba desplegando el contenido del expediente y más aún las lecturas de los diálogos conseguidos en las escuchas telefónicas dispuestas por la Justicia.

Varisco, a la salida del Tribunal Oral en lo Federal (TOF) de la capital entrerriana.
Varisco, a la salida del Tribunal Oral en lo Federal (TOF) de la capital entrerriana.

En la primera jornada surgió algo a lo que acudirá la defensa del intendente Sergio Varisco, representada por los abogados Miguel Cuellen y Rubén Pagliotto. Esto se sabe porque lo declararon ante cuantos micrófonos, cámaras y grabadores tuvieron frente.

Cullen miró hacia toda la sala con cierto gesto distendido, mientras que Pagliotto asentía con la cabeza a medida que se iban leyendo los diálogos de las escuchas. ¿Cuáles son esos elementos en los que la defensa del intendente centra la esperanza de un éxito en su trabajo? Ni más ni menos que las conversaciones que mantuvieron algunas de las personas que ahora están procesadas. En ninguna aparece hablando Sergio Varisco, y más aún: lo que se escucha no permite afirmar que se hable de financiamiento de ningún negocio ilegal o actividad clandestina.

Hay una parte de la acusación inicial, muy promocionada en todos los medios de prensa, que no necesita defensa porque fue desestimada de raíz por el propio fiscal, como es un famoso cuaderno en el que Luciana Lemos, detenida y pareja del también detenido Daniel “Tavi” Celis, anotó el nombre de personas que supuestamente compraban cocaína. Esos nombres son los de Sergio Varisco, Griselda Bordeira, Pablo Hernández y Emanuel Gainza, quien quedó afuera de la causa.

Ocurre que junto a cada nombre aparecía una letra que indicaba alguna referencia que, se estima, era la inicial de los verdaderos compradores de droga. Una de esas letras era la N, que se le sindica a Varisco, aunque en verdad se trataría de un tal “Nacho”. “Amigo X”, como aparece anotado junto a Griselda Bordeira, no puede ser ella porque es un varón, debido a eso de “amigo”.

Desestimada algún tipo de imputación por la compra de cocaína, lo que quedó en pie como acusación, por lo que se llega a juicio, es que existe un supuesto acuerdo entre Celis, líder de una banda narco, y el actual intendente de Paraná.

Vale reiterar que la primera dificultad que surge aquí para la acusación es que no existe ningún audio donde lo escuche a Varisco manteniendo algún tipo de diálogo.

Lo otro destacable es que los audios que sí existen, donde Celis, desde la cárcel, le pide a su pareja Lemos que le exija dinero a funcionarios municipales de Paraná, es que en ningún momento se habla de compra de drogas o de negocios o de banda, acuerdo ni nada por el estilo. Muy por el contrario, lo que se reclama es ayuda para la familia del detenido. Y se reclama en tono desesperado y amenazante.

“Es una ayuda humanitaria”, dirán a su momento los abogados de Varisco, aunque el fiscal insistirá en que el pago de 50.000 pesos mensuales era para financiar la actividad ilícita de Celis.

Hasta ahora tenemos que un hombre preso (Celis) pide a su pareja (Lemos) que les exija plata a funcionarios municipales para la familia. Ese hombre, en la llamada telefónica dice cosas que serán expuestas por los defensores, como que en ningún momento se habla de drogas o negocios.

“Tengo familia, mi familia no está acostumbrada a vivir así. Vos tenés que decirle que tenés un hijo de dos meses”, dice Celis en las llamadas a Lemos, según se leyó este jueves en la primera audiencia del juicio.

Ese dinero es para atender su situación familiar. Incluso generó risa porque Celis dijo a Lemos: “no se la des a Fernanda porque ella se lo gasta”. De modo que se quita el dolo, se quita la responsabilidad porque cualquier funcionario que podría haber recibido ese mensaje no hubiese siquiera podido presumir de que ese dinero sería ocupado para droga o para algún relanzamiento de una banda.

Pero hay otro tema que es central, y es que Celis estaba detenido al momento de los diálogos con Lemos. El sentido común hace pensar que una persona detenida no está delinquiendo, más cuando estaba siendo monitoreado por efectivos de la Policía Federal.

Uno piensa que quien está detenido no está continuando con la venta de drogas. Nadie puede entender que si le pide plata una mujer sea para un negocio que se supone que está desactivado. Sería ilógico pensar que desde la cárcel un sujeto va a regentear un negocio de droga.

Lo que sostiene la fiscalía y mantuvo el juez Leandro Ríos en su tesis es que ese dinero, esos 50.000 pesos, habían sido utilizado para el relanzamiento para una empresa narcocriminal.

Esa es la imputación que quedó. La defensa dice y dirá dos cosas al respecto: en primer lugar que no existe ningún acuerdo con Sergio Varisco, no hay ninguna escucha que lo involucre, no hay ningún tipo de testimonial que lo muestre a Varisco reuniéndose con Celis o con Lemos.

Celis era dirigente de un movimiento vecinalista del oeste de la ciudad, y en tal carácter se reunió con representantes de Cambiemos, como lo hizo con otras fuerza. Volcó todo su aparato y logística para la candidatura de Varisco, lo que es absolutamente normal en materia de frentes electorales. Eso dirán Cullen y Pagliotto.

La segunda cuestión que se hará notar desde la defensa es que no hay acuerdos o cosas pactadas, y que el reclamo de dinero es en tono de amenaza. “Que te den la plata porque si no yo tiro una bomba; vamos a salir en los medios, tengo a C5N. Me dejaron tirado. Tienen que ayudarme, yo puse plata para la campaña y estoy tirado”. Es decir que no reclama como un acuerdo, sino que ejerce una presión. “Hacele escuchar este audio a Pablo Hernández porque si no, tiene las cámaras de C5N en el hotel”. Eso es una amenaza directamente.

Otro detalle en lo que repararán los abogados es que ayer quedó en claro que Celis no tiene ni afinidad con Varisco, ni exclusividad de algún tipo. En la primera jornada de lectura se expuso un diálogo con Alan Viola, que es funcionario municipal, donde le dice a “andá a hablar o con Rosario Romero, o conseguime el teléfono del Turco Halle. O decile que yo voy a trabajar para ellos porque manejo toda la zona oeste”.

Dice Celis que en los radicales no confía más, lo que prueba es que si ese pacto existió nunca se cumplió, dirá el tándem Cullen-Pagliotto. No es delito lo que ofrece Celis; es la apuesta política que suelen hacer algunas personas al momento de decir si trabaja para un candidato o para otro. Daniel Tavi Celis sí tiene que dar otras respuestas vinculadas a su actividad ilegal.

De la Redacción de AIM.

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