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Scattone: “Se plantea la mayor regresión por parte de gobiernos democráticos en Argentina”

En la gestión del presidente Javier Milei, “llevan al extremo la concentración de ganancias por parte de empresas contaminantes, mientras derraman los daños que produce la contaminación”, afirmó a AIM Facundo Scattone Moulins, integrante de la Coordinadora Basta es Basta y de Nuevo Brote Nativo.

Señaló el ambientalista a esta Agencia que: “Los gobiernos como el de Milei son negacionistas, lo que sostienen en materia ambiental lo hacen porque hay exigencias internacionales que restringen qué producir pero no por una cuestión ambiental; es decir, de afuera les dicen que no van a comprar granos ni animales que vengan de lugares que deforestan, por eso lo primero que sacaron de la Ley Ómnibus es lo relativo a la modificación a la Ley de Bosques; también lo vimos en Davos, cuando en el discurso a lo que se apuntó fue principalmente contra dos sectores de la sociedad que ponemos en tensión la forma de producir y habitar que nos llevaron al desastre actual, que son el ambientalismo y el feminismo. Al negar la crisis ambiental no ven que el mundo tiene límites, que los muestran las olas de calor, las lluvias cada vez más peligrosas, la oscilación cada vez más frecuente entre sequías e inundaciones, la contaminación de los ríos y los acuíferos. Estos son los costos no contemplados para producir contaminando, que los terminamos pagando todos con nuestra salud”.

El fenómeno se produce del siguiente modo, indicó Facundo Scattone Moulins: “Llevan al extremo la concentración de ganancias por parte de empresas contaminantes, mientras derraman los daños que produce la contaminación”, de este modo, “los daños son socializados, todos tenemos que afrontarlos, pero las ganancias en términos económicos son para unos pocos. Invisibilizan el daño ambiental al decir que el calentamiento global no existe. El Estado se corre del lugar de cuidado en sociedades como las nuestras que tienen desigualdades muy importantes”.

Esta situación, “tiene un efecto muy nocivo y afecta principalmente a quienes cuidan colectiva e individualmente”, como por ejemplo, “organizaciones que luchan por el resguardo de los bienes comunes: agua, aire, tierra, como otro derechos colectivos, amplios, de igualdad, como sucede con los movimientos ambientales y de género”, mientras que en términos individuales “el daño en la salud de los ecosistemas afecta de manera directa a las personas; quienes realizan trabajos de cuidados, que son muchas veces no pagos y en su mayoría llevados a cabo por mujeres, terminan sobrecargados”.

En este marco, “el negacionismo ambiental que plantean en estas ideas, como las del gobierno nacional actual lleva a aumentar la feminización de la pobreza y acrecienta los umbrales de normalización del descuido, llevan que ante las múltiples maneras de generar daños la sociedad sienta un ahogo grande por atajar todo y el descuido se trivialice, como cuando se habla que algunos van a tener que dejar de ver la televisión y otros de alimentarse bien; sabemos que no es lo mismo, que alimentarse es más importante, pero lo plantean así para hacerlo normal, para ampliar ese umbral de descuido”, analizó Scattone Moulins y agregó: “Entonces, el gobierno nacional por un lado intenta aplicar algunas recetas que hemos conocido de gobiernos anteriores, en los 70, en los 90, de corte más ortodoxo en relación al modelo neoliberal, con ajustes más clásicos, pero la regresión en materia de derechos es mucho más grande, se plantea la mayor regresión por parte de gobiernos democráticos en Argentina, esto se puede ver en cómo intentan regresar atrás en los consensos ambientales transformados en leyes de bosques, glaciares, que han hecho robustecernos en términos de salud democrática, porque han tenido también debates muy importantes”.

Este negacionismo puede verse también en derechos más históricos, “como el de la protesta social, que es un órgano vital de la democracia. A través de este modelo de múltiples desregulaciones, donde el Estado interviene proponiendo legislaciones y políticas que son proclives a limitar el disenso, las organizaciones socioambientales estamos muy preocupadas y a la vez sabemos que esto excede lo ambiental; estas políticas proponen la destrucción de lo colectivo, entendiéndolo como común, público, político en el ciudadano de a pie, intentan proponer que la esperanza es que votando entregues un cheque en blanco. Si bien esto no es nuevo y fue alimentado por otros gobiernos, ahora se combina con una aceleración de pérdidas por parte de la sociedad hacia unos pocos, una transferencia muy grande no solo de ingresos, sino también de derechos básicos que se transforman en privilegios de unos pocos, esa es la puja que se está dando”.

“La desregulación se disfraza de libertad”, enfatizó, “pero sabemos que es para unos pocos: los que producen a partir de contaminar, los que se enriquecen mientras que otros perdemos libertades de alimentarnos sanamente o de tratar de manera adecuada las enfermedades”.

Desastres ambientales
El ambientalista señaló que en lo que va del gobierno de Javier Milei, “hubo dos desastres ambientales fuertes de los cuales el Estado nacional debió ocuparse: los temporales de Buenos Aires y el incendio del Parque Nacional Los Alerces. No hacen nada, niegan la relación entre la crisis climática y estos eventos”, y señaló al respecto que “la Ley de Manejo del Fuego, de Bosques, de Glaciares, configuran una herramienta muy fuerte para el resguardo de las áreas naturales protegidas”.

Fuente: De la Redacción de AIM
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