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Política
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Un acuerdo global contra la contaminación plástica de los océanos

La gobernanza global de los océanos se ha vuelto un tema recurrente en la agenda internacional debido a los impactos negativos que numerosas actividades legales, ilegales o no reguladas tienen en la biodiversidad, en la economía y en el bienestar de las poblaciones costeras, y que van desde la pesca ilegal hasta la emisión de residuos, establece el Círculo de Políticas Ambientales en su informe al que tuvo acceso AIM.

El documento, al que accedió AIM, indica que el vertido de desechos plásticos a los mares es hoy uno de los problemas ambientales que más atención se lleva debido a la elocuencia de las imágenes y de las cifras que circulan.

Se calcula que anualmente, a nivel global, se arrojan entre 9 y 14 millones de toneladas de residuos plásticos, mayormente aquellos provenientes de envases y embalajes de productos alimenticios y bebidas.

El crecimiento exponencial de la producción y el consumo de materiales y productos plásticos, centralmente desde la década de los ’70; la efímera vida útil de los productos; un deficiente tratamiento de los residuos una vez que estos elementos son descartados; y la larga durabilidad del material han llevado a una acumulación alarmante de plásticos en diferentes ecosistemas alrededor del mundo.

De acuerdo con un estudio publicado recientemente por la Universidad de Estocolmo, la contaminación por plásticos y productos químicos supera el límite de seguridad del planeta.

En el caso del plástico, se calcula que la masa total de este material en el planeta es hoy más del doble de la masa de todos los mamíferos vivos, y que aproximadamente el 80% de todos los plásticos producidos permanecen en el ambiente. Los plásticos contienen más de 10.000 productos químicos distintos, por lo que su degradación ambiental crea nuevas combinaciones de materiales y peligros ambientales sin precedentes.

Debido a que la producción de plásticos aumentará, las predicciones indican que la liberación de contaminación plástica al ambiente también crecerá, a pesar de los enormes esfuerzos en muchos países para reducir los desechos.

Si bien la realidad es diferente en cada nación, lo cierto es que a nivel global el reciclado del plástico continúa siendo muy bajo (en 2016 solo se recicló efectivamente el dos por ciento de los residuos plásticos de envases y embalajes, por ejemplo) y que solo en los últimos años la mayoría de los gobiernos ha puesto atención en el problema.

Países como la Argentina, por ejemplo, aún no cuentan con legislación acorde para enfrentar la gestión de los productos plásticos y sus residuos. Las negociaciones para alcanzar un acuerdo global para combatir la contaminación de desechos plásticos y de microplásticos está siendo promovida, principalmente, por organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, por la Organización para las Naciones Unidas y por un puñado de países europeos, africanos y latinoamericanos, y ha tomado más impulso en los últimos años.

Muchos hablan de un Acuerdo de París para los plásticos, en el sentido de alcanzar un tratado internacional vinculante para regular un bien compartido, como son los océanos, pero además porque una herramienta de esta naturaleza implica adecuar, modificar o mejorar políticas domésticas, ya que la principal fuente de emisión de plásticos a los océanos proviene de tierra (80 por ciento versus un 20 por ciento que proviene de fuentes marinas).

Es decir, se busca alinear las regulaciones y las políticas que cada país lleva a delante en su propio territorio en virtud de evitar que los desechos plásticos de cada uno lleguen al mar. Pero hay además una cuestión más compleja. A esta altura es claro que el reciclado no es suficiente; y que los sistemas de gestión, hasta en los países más avanzados, no pueden hacer frente a los volúmenes de plástico que hoy se producen, consumen y descartan. Por lo tanto, y como ha aparecido en algunas propuestas para las negociaciones, un tratado de estas características no sólo debe regular la generación de plásticos posconsumo sino su producción misma desde la cuna.

El próximo 28 de febrero comienza la segunda parte de la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, por sus siglas en inglés), donde se deberá comenzar a tratar aquellas resoluciones ya presentadas por algunas de las Partes, que instan a la negociación de un acuerdo global contra la contaminación plástica.

Los gobiernos tienen un doble deber, lograr un acuerdo vinculante ambicioso y llevar adelante políticas domésticas para gestionar los productos plásticos y sus residuos. La Argentina tiene todo por hacer.
Para acceder al informe completo, se debe ingresar al siguiente link.

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