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Azcue: “El hábito de fumar está asociado a una gran variedad de cambios perjudiciales a nivel sistémico y a nivel local en la cavidad bucal”

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la nicotina contenida en el tabaco es adictiva, y el consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, de diferentes tipos de cáncer y muchas otras enfermedades

Asimismo, el tabaco puede ser perjudicial para los no fumadores puesto que, calentado, exponen a los usuarios a emisiones tóxicas, las cuales son nocivas para la salud.

El tabaquismo y su efecto en la cavidad bucal

Ahora bien, en cuanto a lo que genera el hábito de fumar en la cavidad bucal, la odontóloga, Delfina Azcue, sostuvo que el mismo “está asociado a una gran variedad de cambios perjudiciales a nivel sistémico y a nivel local. También es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, respiratorias, para embarazos prematuros y bajo peso al nacer, entre otros”.

También que “en la cavidad bucal altera el microambiente y a su vez lo predispone, para que se presenten afecciones como: lesiones premalignas, cáncer bucal, estomatitis nicotínica, melanoma del fumador, cicatrización retardada de las heridas, lengua vellosa, halitosis y enfermedades en los tejidos periodontales”.

La periodontitis

Seguidamente Azcue hizo referencia a que “la periodontitis es una enfermedad multifactorial, en la que están involucrados factores que afectan al huésped (como por ejemplo la genética, enfermedades sistémicas); los factores del medio ambiente (hábitos del paciente como el cigarrillo, placa bacteriana, pH), y los microorganismos.
El tabaquismo es uno de los factores ambientales que más cambia la susceptibilidad del individuo al desarrollo de la enfermedad periodontal”.

“Se ha demostrado que los fumadores presentan una mayor probabilidad de infección con bacterias patogénicas y mayor prevalencia de flora exógena. Estos resultados pueden ser consecuencia de una disminución de la presión de oxígeno (efecto local del humo del tabaco), que favorece el crecimiento de microorganismos anaerobios (que viven sin necesidad de oxígeno)”.

Y agregó: “Un cigarro de tabaco contiene cerca de 4000 químicos, muchos de ellos venenosos en altas dosis, algunos de estos son: la nicotina, el arsénico, el metanol, el amonio, el cadmio, el monóxido de carbono. Cada vez que se inhala humo de un cigarro, pequeñas cantidades de estos químicos van hacia la sangre a través de los pulmones, viajan por todas las partes del cuerpo y deterioran la salud del individuo y de quienes lo rodean. En la compleja mezcla del humo de cigarrillo existen componentes con propiedades citotóxicas, mutagénicas y carcinogénicas, siendo de las más estudiadas la nicotina. La inhalación pasiva o activa produce una disolución de los productos de la combustión en el epitelio oral y la vía aérea”.

Además, “la nicotina es un poderoso vasoconstrictor, el cual reduce el flujo de sangre en la microcirculación gingival y causa un desbalance entre el hospedero y las bacterias. Este efecto local favorece al crecimiento de microorganismos anaerobios en pacientes fumadores, los cuales son de importancia patológica en la periodontitis”.

En tanto, “en el ámbito vascular produce un retraso en la revascularización de los tejidos blandos y en el tejido óseo, como también un retraso de todas las células implicadas en la respuesta inflamatoria, lo que produce como consecuencia una respuesta inflamatoria retardada o disminuida y una mayor destrucción tisular”.

La odontóloga Azcue explicó también que “el hábito de fumar cigarrillos puede incrementar la adherencia bacteriana a las células epiteliales, dando por resultado la colonización del surco gingival. El tabaco también actúa sobre la frecuencia del flujo salival y facilita un incremento de la secreción salival que explicaría el incremento del cálculo supragingival en fumadores, por aumento del pH y la concentración del cálculo. Esta vasoconstricción puede explicar los reportes que mencionan que los fumadores tienen menor sangrado gingival, e inflamación en comparación con los no fumadores, esto enmascara signos y síntomas de la enfermedad periodontal”.

“En conclusión, -dijo- el tabaquismo presenta efectos a nivel sistémico y a nivel local. Algunos de los efectos sistémicos del tabaquismo son: vasoconstricción, disminución de la quimiotaxis, de macrófagos, linfocitos T, anticuerpos y de fibroblastos (todos implicados en respuesta inmunológica).

Y “los efectos locales en la cavidad bucal son: aumento de flujo salival y disminución de fluido crevicular, aumento de minerales en saliva, de la flora anaerobia, alteración de las mucosas, encías fibrosas, y alteración en cicatrización”.

Entonces “la enfermedad periodontal asociada a pacientes fumadores presenta mayor prevalencia y severidad, un inicio precoz, mayor rapidez de progresión, menor respuesta al tratamiento y recidiva a los tratamientos. Con respecto al tratamiento de esta, se ve disminuido un 30% la respuesta de curación, las técnicas quirúrgicas regenerativas al igual que los implantes dentales tienen mayor tasa de fracaso”, manifestó.

Finalmente Azcue aseguró que “el número de cigarrillos y el número de años de consumo parecen aumentar la severidad de la enfermedad periodontal. Todo el proceso se acentúa con el transcurso del tiempo y se debilita la respuesta inmune del individuo, de ahí que se presente más gravedad de la enfermedad en los fumadores que más años llevan consumiendo tabaco. Al eliminar el hábito, la respuesta alterada al tratamiento se normaliza”, concluyó.

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