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La labor del bibliotecario

El Congreso de Bibliotecarios reunido en Santiago del Estero en 1942, instituyó al 13 de septiembre como “Día del Bibliotecario” a nivel nacional y en 1954, mediante sanción del decreto 17.650/54, se transformó en una fecha importante para todo el país, registró AIM.

El 13 de septiembre fue establecido como “Día del Bibliotecario” por el Congreso de Bibliotecarios reunidos en Santiago del Estero en 1942 y fue instituido como “Día del Bibliotecario” a nivel nacional, en 1954, mediante sanción del decreto 17.650/54, en homenaje a los bibliotecarios de todo el país.

Este día se corresponde con la edición de la “Gaceta de Buenos Aires” del 13 de septiembre de 1810, en la que apareció un artículo titulado Educación, escrito por Mariano Moreno, en el que informaba sobre la creación por la Junta de Mayo de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional y de los nombramientos del Dr. Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, quienes fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la Independencia de la República.
La fecha tiene un gran valor histórico y cultural porque la Biblioteca Nacional fue creada a inspiración de Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo.

Es el día en el que se reconoce la actividad de los bibliotecarios en todos los sectores en los que se desarrollan, labor que es de gran importancia para nuestra sociedad, una sociedad en la que el recurso más valioso es el conocimiento, por lo que el bibliotecario se convierte en un puente entre las necesidades de información y los medio con los que aquellas se pueden satisfacer.

En uno de los tantos ensayos del prestigioso filósofo y pensador español, José Ortega y Gasset , encontramos la siguiente expresión “A mi juicio la misión del bibliotecario habrá de ser, no como hasta aquí, la simple administración de la cosa libro, sino el ajuste, la mise au point de la función vital que es el libro.”

Y Marcel Prevost dijo: “El Hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma.”

El bibliotecario

El bibliotecario o la bibliotecaria es la persona profesional de las bibliotecas, que en el ámbito de la biblioteca o centro de documentación desarrolla procedimientos para organizar la información, así como ofrecer servicios para ayudar e instruir a otras personas en las maneras más eficientes para identificar y acceder a la información que necesiten, en sus diferentes formatos (artículo, libro, revista, disco compacto, videograbación, archivo digital, etcétera).

Su tarea se ha ido transformando con el tiempo; han pasado de ser meros custodios de las colecciones de libros a ser intermediarios entre los usuarios que requieren satisfacer alguna necesidad de información y las colecciones de información que les son confiadas.

Las tareas de los bibliotecarios son múltiples: adquisición de nuevos materiales, catalogación y clasificación de los mismos, desarrollo de las colecciones, descarte de materiales obsoletos, establecimiento de políticas o normas de funcionamiento de los centros de información o bibliotecas donde trabajan, conducción de entrevistas de referencia, contratación de servicios y suscripción a revistas impresas o electrónicas, investigación.

Los bibliotecarios trabajan en distintos ámbitos: bibliotecas públicas comunitarias, bibliotecas de instituciones educativas (públicas o privadas como universidades o colegios), bibliotecas especiales (para ciegos, sordos, etc.), bibliotecas especializadas, por ejemplo en un Instituto de investigación o la biblioteca interna de una empresa, bibliotecas parlamentarias o aquellas que dan soporte a la actividad de un Parlamento y las bibliotecas nacionales, encargadas de reunir y conservar toda la producción bibliográfica de un país y sobre él.

Estos profesionales, se han preparado durante años, para apoyar la formación de nuestros jóvenes en las aulas, para colaborar en el desarrollo científico del país, al interior de los centros de investigación, o construyendo una Argentina más grande.
Para leer
“El bibliotecario ama los libros como un marino ama la mar. No es necesariamente buen nadador pero sabe navegar. El océano del conocimiento que hace perder la cabeza a todos los sabios hace, por el contrario, más modesto al bibliotecario… ¡Mirad cómo ese océano embravecido se calma en la biblioteca!… El bibliotecario puede leer los libros sin necesidad de abrirlos. Su mirada es capaz de atravesar las tapas…”

“A cada bibliotecario le sería necesario, para responder a las preguntas tan diversas, a veces tan confusas y desesperadas, una serie ilimitada de cualidades y unos conocimientos inmensos. Podemos por ello afirmar que, si el lector ideal existe, no ocurre lo mismo con el bibliotecario. El bibliotecario ideal no puede existir, al menos no se encuentra en forma de un solo ser humano. No es, pues, un oficio éste de bibliotecario así como tampoco lo es el de sabio. Se trata más bien de un carácter, de una manera de ser. Todo hombre curioso y ordenado es ya bibliotecario.”

(De: “La sabiduría del bibliotecario” / Michel Melot)

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