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Rosso: “Estamos pidiendo por el derecho a la salud”

Vecinos de Colonia Ensayo denuncian que las fumigaciones terrestres con agroquímicos en campos adyacentes de la urbanización Tierra Alta generan enfermedades respiratorias y exigen que se frenen las prácticas cercanas a zonas urbanas. “Nosotros no podemos seguir viviendo acá si se sigue produciendo con agrotóxicos”, afirmó a AIM la presidenta de la comisión vecinal, Ximena Rosso.

El vocal de la Sala II de la Cámara Tercera de Apelaciones del Trabajo de Paraná, Guillermo Federik, resolvió promover el amparo impulsado por integrantes de la comisión vecinal de la urbanización Tierra Alta presentaron un amparo ambiental para que cesen las fumigaciones terrestres con agrotóxicos que se realizan en las adyacencias de la zona urbana.

Al respecto, Rosso contó a esta Agencia que se llegó a esa presentación ya que los dueños de los campos adyacentes a la urbanización no accedieron a buscar alternativas para no damnificar a los vecinos. En ese sentido, apuntó que el loteo Tierra Alta, etapa I, “quedó en medio de los campos sembrados entonces, lo que se empezó a pedir (en principio) que se cumplan los 50 metros mínimos que pide la Ley y que alerten cuando se iban a realizar las fumigaciones para que nosotros nos podamos retirar de nuestras viviendas, pero eso nunca se cumplió, por más que llegamos a mediaciones, en las que intervino, en ese momento, el director de la Secretaría de Agricultura de la provincia”, contó Rosso, quien precisó que ante ese escenario “nos organizamos para hacer un amparo y pedir que no se fumigue más, porque es la única manera”.

“No podemos confiar de que nos van a avisar o que van a tomar las medidas de que el viento no venga para nuestro barrio o que va a haber un ingeniero ahí haciéndose cargo de la aplicación, es decir, no podemos confiar más porque ya confiamos y ya nos fumigaron de esa manera”, dijo la vecina, quien valoró la decisión de Federik de promover el amparo: “Si bien no es resolutivo significa un montón, porque por lo menos se va a discutir, se va a tener en cuenta nuestra necesidad de que se proteja nuestro derecho a la salud”.

“A veces no puedo creer que uno tenga que estar agradeciendo que se va a discutir o se va a tener en cuenta nuestro derecho a la salud, porque sabemos que el derecho a la salud está por encima de cualquier otro derecho”, indicó Rosso, quien subrayó: “Hoy por hoy no podemos vivir acá si se sigue produciendo así. Habrá gente que se quedará, obviamente, porque su vivienda es víctima de la situación, no puede agarrar sus cosas e irse. Pero, la verdad, es que la distancia que yo tengo del campo no me permite poder quedarme. Yo tengo que agarrar a mi hijo, las cosas que tengo e irme”.

En ese marco, Rosso comentó que tienen “muchas expectativas y todas las esperanzas puestas ahí”, porque “si sigue esto, si la justicia considera que está bien que nos fumiguen y que nuestra salud no vale nada -a pesar de que presentamos certificados médicos por enfermedades respiratorias causadas por los agroquímicos- nos vamos a tener que ir”.

“Esto fue un desarrollo inmobiliario, lo aprobó la provincia y se vendió como un complejo con piletas, con canchas de tenis, con agua artificial, con un muelle. Se hizo muchísima publicidad y ahora resulta que no podemos habitarlo. Entonces hay un montón de cuestiones, un montón de gente implicada y si no se resuelve será una estafa generalizada, porque la gente que se queda a vivir acá lamentablemente va a pagar con su salud porque no se puede respirar este aire”, aseguró.

Efectos en la salud
Los agrotóxicos “nos parten el metabolismo, nos afecta a nivel sistema inmunológico y que genera daños que son irreversibles”, afirmó Rosso, quien contó que en dos años ella y vecinos de la zona sufren consecuencias en su salud por estar expuesta a las pulverizaciones: “A algunos les produce alergia y a otros se les agrava con sangrados nasales y otro tipo de complicaciones a nivel respiratorio”.

“En mi caso, mi nene, durante la primera aplicación estuvo casi tres meses con un PAF y un comprimido en la noche para poder respirar. A mí eso me duró casi un mes. Y ahora me salieron reacciones en la piel, que no se nos las explicaba de ninguna manera, porque yo no soy alérgica. Nunca tuve, en mis 37 años, ningún problema de salud de este tipo. Y en los laboratorios me sale que la inmunoglobulina, en vez de estar en 100, que somos niveles normales, está en 314”, contó.

Al respecto, afirmó que “es fundamental que podamos respirar, esto es lo que la gente tiene que entender”, y agregó: “Los que toman las decisiones tienen que comprender que no podemos vivir acá ya que no se puede respirar si se sigue fumigando”.

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