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Creatividad impuesta: Cuando nos vemos obligados a innovar

El trabajo creativo requiere de una gran dosis de emoción. Lidiar con las presiones y la frustración que se originan en la obligación de innovar puede dar lugar a una creatividad tensa, dolida y que requiera de atención.

¿Alguna vez te ha costado generar nuevas ideas? Todos pasamos por momentos en los que la inspiración se empeña en darnos la espalda. Cuando esto ocurre, y las circunstancias del trabajo o de la vida requieren que innovemos, aparece una creatividad tensa e inquieta.

La presión a la hora de generar nuevas ideas que sean rompedoras e innovadoras, a la par que beneficiosas y rentables, puede constituir una fuente de malestar en potencia. Una nueva investigación ha querido aportar algo de luz a este respecto.

¿Qué implica innovar?

Innovar es progresar. Sin innovación careceríamos de los avances médicos o tecnológicos de los que disfrutamos. Por esta razón, la innovación ha sido estudiada con mucha profundidad desde distintas ramas del conocimiento, desde la ingeniería, pasando por la antropología hasta la psicología.

La definición que da la psicología organizacional de este término es la de «promover, proponer y poner en práctica formas nuevas y mejores de un producto o del proceso que da como resultado un producto».

Por otro lado, mientras que la creatividad consiste en pensar distinto y obtener ideas nuevas, la innovación se produce cuando las ponemos en práctica. Así, la innovación y la creatividad distan de señalar únicamente a la generación de nuevas ideas, sino que también se refieren a cómo pueden ponerse en marcha y a si son útiles o inútiles.

«Aprende de las reglas como un profesional, para que puedas romperlas como un artista». Pablo Picasso-

La creatividad tensa: una paradoja

Siempre se ha pensado que la creatividad y la innovación son dos características virtuosas. Sin embargo, la investigación llevada a cabo desde la psicología de las organizaciones apunta a que tanto la creatividad como la innovación funcionan como una paradoja. Ambas pueden producir resultados óptimos, pero también indeseables. ¿Por qué? La respuesta podemos encontrarla en los procesos de regulación emocional de los creativos.

La sacudida creativa

Crear algo nuevo es un como un camino. De hecho, hay tantos caminos como personas creativas. Para ser creativos son necesarios dos ingredientes: la flexibilidad cognitiva y la perseverancia. Cuando se dan conjuntamente, la creatividad puede dispararse.

Sin embargo, los trabajos relacionados con la creatividad suelen encontrarse poco definidos laboralmente. Esto se traduce en que el ingrediente que hemos denominado flexibilidad cognitiva se necesita a lo largo de todas las etapas: la generación, la evaluación, la puesta en práctica, la implementación y los resultados y, en consecuencia, puede producir un gran desgaste mental.

La creatividad tensa surge en las etapas iniciales. Cuando los trabajadores buscan una nueva idea, pueden sufrir lo que Kristina Potocnik denomina «sacudida creativa». Esta sacudida implica un descenso en el afecto positivo, a la par que se experimentan emociones aversivas, como el miedo o la frustración.

Por otro lado, se ha encontrado que las personas son más creativas cuando su estado emocional cambia. Es decir, cuando transitan de un afecto con valencia negativa a uno de valencia positiva. Así, de este cambio afectivo nacen las ideas creativas. Sin embargo, el coste de estos cambios emocionales puede ser elevado si se producen con demasiada frecuencia, aspecto que se realiza cotidianamente en las profesiones en las que ser creativo forma parte del trabajo.

«La crisis existencial empuja a las personas a participar en una exploración adicional difícil que, finalmente, ayuda a crear una idea que es mejor». Kristina Potocnik.-

Regulación emocional y creatividad

Por otro lado, los trabajadores tienen que identificar cuáles de sus características pueden entrar en conflicto con las de sus compañeros de trabajo. Durante un proceso de generación de nuevas ideas pueden surgir tensiones y desavenencias que enfangan y entorpecen la creatividad.

Para lidiar con todo ello, deben ser capaces de regular sus emociones. A veces incluso las emociones de los demás, como ocurre en los puestos de supervisor. Regular las emociones implica ser capaces de detectarlas, evaluarlas y cambiarlas. El objetivo es alcanzar la meta creativa.

En los trabajos en los que se requiere de creatividad, antes de llegar a una nueva idea, se puede atravesar toda una montaña rusa de emociones. La frustración de enfrentarse a un problema para el que parece no haber solución puede llegar a gobernar el estado de ánimo. La creatividad tensa es el proceso en el que emergen ideas nuevas, y en el que la regulación de las propias emociones tiene un rol fundamental para llegar a buen puerto.

«La gestión de las propias emociones es crucial para persistir en ambas etapas de la creatividad y la innovación». Kristina Potocnick-

Fuente: La Mente es Maravillosa.-

Creatividad automotivacion

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