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Salud y Bienestar
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Día internacional de la epilepsia

En el mundo se conmemora, cada 12 de febrero, el Día Internacional de la Epilepsia con una jornada destinada a sensibilizar sobre esta condición neurológica que afecta a millones de personas en todo el mundo. La iniciativa, creada por la Oficina Internacional de Epilepsia (OIE) y la Liga Internacional contra la Epilepsia (Ilae), busca eliminar el estigma asociado a esta condición, educar a la sociedad y fomentar el apoyo a aquellos que viven con epilepsia. Muchas personas afectadas enfrentan estigmatización y discriminación debido a la falta de conocimiento general sobre la condición.

Unas 50 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la padecen, lo que la hace una de las enfermedades neurológicas más comunes del mundo.

Qué es y cómo afecta a las personas
Sus síntomas pueden variar ampliamente, desde breves periodos de ausencia hasta convulsiones más intensas; resaltando esta diversidad la complejidad de esta condición.

Los episodios convulsivos resultan de descargas eléctricas excesivas en un grupo de células cerebrales. Estos varían desde breves lapsus de atención o espasmos musculares hasta convulsiones más graves y prolongadas. La frecuencia de los ataques también puede oscilar, desde menos de uno al año hasta varios al día.

Experimentar un ataque no implica necesariamente padecer epilepsia; hasta el 10 por ciento de las personas experimentan al menos una crisis convulsiva a lo largo de su vida, mientras que la epilepsia es la presencia de dos o más crisis no provocadas. Si bien las causas de la enfermedad son variadas o desconocidas, aproximadamente en el 50 por ciento de los casos es importante comprender que episodios convulsivos esporádicos no siempre indican la presencia de epilepsia.

Algunas de las causas son:
Daños cerebrales por causas prenatales y perinatales (pérdida de oxígeno o traumatismo durante el parto, bajo peso al nacer);
Anomalías congénitas o afecciones genéticas asociadas a malformaciones cerebrales;
Lesiones graves en la cabeza;
Accidente cerebrovascular que restringe la cantidad de oxígeno que llega al cerebro;
Infecciones cerebrales como meningitis, encefalitis o neurocisticercosis;
Tumores cerebrales

Cómo se trata la epilepsia
El tratamiento generalmente implica medicación que ayuda a controlar las convulsiones. En casos más complejos, la cirugía o dispositivos médicos implantables pueden considerarse como opciones.

Se dispone de nuevas técnicas, en los últimos años, como el uso de cirugía robótica en la terapia de ablación láser, la monitorización prolongada durante meses de las crisis o la estimulación cerebral profunda. Para los próximos años, se esperan grandes avances en el diagnóstico por neuroimagen de las displasias corticales y otras patologías causantes de epilepsia, gracias a la técnica de resonancia. La implementación de electrodos de forma crónica y el desarrollo de sistemas de 'closed loop’ en la monitorización, unidos al análisis empleando el big data, permitirán identificar las crisis en su inicio.

Uno de los objetivos futuros de los avances científicos es encontrar genes que originan cuadros epilépticos complejos, muchas veces refractarios a tratamientos convencionales. Encontrar estos genes ayudaría a identificar qué tratamiento específico y personalizado requiere cada paciente epiléptico.

Cómo ayudar ante una crisis epiléptica
Mantener la calma, recordar que la mayoría de las crisis epilépticas son de corta duración y no suelen representar un peligro a largo plazo;
Proteger a la persona ayudándolo a acostarse en el suelo para evitar lesiones por caídas. Colocar algo suave debajo de su cabeza para prevenir lesiones;
Retirar objetos peligrosos: eliminar cualquier objeto cercano que pueda causar daño durante la convulsión;
No sujetar a la persona durante la crisis ya que una vez que ha comenzado, es prácticamente imposible detener un ataque epiléptico. No se debe intentar detenerla gritando, moviéndola, sacudiéndola o haciéndole oler perfumes fuertes;
Colocar a la persona de costado para facilitar la respiración y permanecer con ella hasta que recupere completamente la conciencia;
Observar la duración: si la crisis perdura más de cinco minutos o si ocurren múltiples crisis sin que la persona recupere la conciencia, se debe buscar ayuda médica de inmediato.

Fuente: De la Redacción de AIM
12 de febrero epilepsia

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