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La prueba del espejo

¿Es posible que los animales puedan reconocer su imagen ante un espejo? Hoy descubriremos los resultados que arrojó uno de los tests más famosos sobre esta cuestión.

Reconocernos delante de un espejo hasta el momento creíamos que era una facultad que solo teníamos los seres humanos. A esto se le conoce como “estadio del espejo”, un concepto que acuñó Jaques Lacan y que alude a un fenómeno que se produce entre los seis y los dieciocho meses. Sin embargo, ¿es posible que los animales también puedan reconocerse ante un espejo? En caso contrario, ¿por qué esto no sucede? Para dar respuesta a estas preguntas, debemos hablar sobre el test del espejo.

El test del espejo fue diseñado por Gordon G. Gallup Jr que, como señala el artículo Autoconciencia animal: estudios sobre la autodiscriminación condicional en varias especies, fue uno de los “investigadores que más ha estudiado la conducta de los animales frente al espejo” en 1970. Lo que pretendía era descubrir qué especies animales eran capaces o no de reconocer su reflejo.

¿Cómo se realizaba el test del espejo?

El test del espejo se realizó, en primer lugar, con los chimpancés. Lo que hacía Gordon G. Gallup Jr era anestesiarlos y hacerles una marca con pintura en su cabeza. Esta pintura no llevaba ningún tipo de ingrediente que pudiese alterar el olfato o el tacto de los chimpancés. Lo que buscaba Gordon era saber cuántas veces los chimpancés se tocaban la cabeza.

Si bien varios chimpancés manifestaron indicios de reconocerse delante del espejo, por ejemplo, ajustando su posición para verse mejor o tocar la marca que tenían en su cabeza, según el artículo Autoconciencia animal: estudios sobre la autodiscriminación condicional en varias especies, “dos chimpancés que no había usado el espejo con anterioridad fueron incapaces de dirigir una sola respuesta a su cabeza marcada”.

Esto hizo que el test del espejo fuera puesto en duda, pues los investigadores llegaron a pensar que los chimpancés debían tener previamente un contacto con el espejo para poder realizar determinadas actitudes que podrían indicar que reconocían su imagen.

Además, “se ha demostrado recientemente que chimpancés que pasaron la prueba del autorreconocimiento no mostraron el menor signo de asombro o sorpresa al ver su propia imagen deformada en un espejo que las distorsionaba”. Esto hizo que surgiesen más dudas, ya que cualquier persona que reconoce su imagen en un espejo se asombra e, incluso, asusta ante esto.


Los animales ante el espejo

No solo los chimpancés fueron sometidos al test del espejo. También lo fueron palomas, delfines, elefantes y perros, entre otros animales. Muchos de ellos la pasaron, es decir, reconocieron su propia imagen en el espejo. Sin embargo, las cuestiones anteriores que hemos planteado arrojan muchas opiniones dispares a este respecto.

La razón está en que muchos animales pueden actuar ignorando la imagen y otros atacándola. Con todo, otro de los aspectos que han hecho dudar a los investigadores que han analizado el test del espejo es que algunos carecen de un sentido de la vista afinado. Un ejemplo son aquellos animales que ven mucho mejor de noche.

El pez que se reconoció

En febrero de este año el diario, El País compartía una noticia muy llamativa y es que un pez había pasado el test del espejo. Este es el lábrido azul y el descubrimiento lo hizo Masanori Kohda, el científico que estudiaba el comportamiento de esta especie de pez. Al parecer, el pez vio una mancha marrón en su barriga reflejada e intentó quitársela frotándose contra la pecera.

A pesar de que en el test de Gordon varias especies de peces pasaron la prueba, las dudas continúan. En el propio diario El País algunos expertos creen que, aunque estos animales actúen de una forma que podríamos considerar que se autorreconocen en el espejo, en realidad esto puede ser un indicador de que están preparados para autorreconocerse, pero aún no lo han conseguido.

La demostración podría estar relacionada con que “los chimpancés criados en aislamiento son incapaces de pasar la prueba del espejo: se necesita al otro para pensar en el yo“. Algo bastante significativo y que deja muchos frentes abiertos en los que pensar.

Fuente: La Mente es Maravillosa

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