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Política
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¡Urgente! Nuevas masculinidades.

Rita Segato en “La escritura sobre el cuerpo de las mujeres de Ciudad Juarez” (2013) reafirma que cuerpo de mujer, peligro de muerte; el refrán se hace carne y la carne es un territorio de conquista para la masculinidad hegemónica más cruel y patriarcal.  Por: Valentín Ibarra, para AIM. 

¡Urgente! Nuevas masculinidades.
¡Urgente! Nuevas masculinidades.

La antropóloga argentina de extensa trayectoria internacional, se explaya en un pormenorizado estudio sobre las muertes masivas que se suceden día a día en la frontera norte de México, frente a los Estados Unidos. En el desierto plagado de coyotes al acecho justo en el límite entre la abundancia y la carencia, entre el primer mundo y el otro, un otro desfigurado. América Latina está atravesada por el lenguaje de la violencia, una violencia especializada a expensas del capitalismo. Una violencia extrema aplicada a los cuerpos como una herramienta más de la economía mundial.

Cifras, violaciones y muertes

Desde el 1 de enero hasta el 30 de octubre de 2019 la Argentina acumula un total de 275 femicidios, el registro infame de una muerte de mujer a manos de un hombre cada 28 horas se mantiene cruelmente inmutable como desde hace varios años. El vergonzoso registro fue publicado por el observatorio “Ahora que si nos ven” y se suma a la discusión sobre la disparidad y poca certeza tanto de las cifras oficiales (entre distintos organismos) como en relación a las políticas públicas implementadas por el gobierno saliente. El 63 por ciento de las víctimas fueron asesinadas a manos de su pareja o ex pareja y otro 15 a manos de un familiar, 174 niños perdieron a su madre y 8 de los casos fueron en la provincia de Entre Ríos [donde además hubo entre enero y mayo 5603 denuncias por violencia contra la mujer dato que emana de la Unidad Fiscal de Género], 95 femicidios se cuentan en la provincia Buenos Aires, 25 en Santa Fé, 8 en Corrientes y así, cada una tiene su propia cuenta.

Cada asesinato es moralizante y disciplinador para mantener, a partir del terror, un orden de género y una jerarquía tradicional que a estas alturas debe ser puesta en crisis, derrumbada para volver a empezar desde cero.

Por supuesto que ni todos los varones heterosexuales somos potenciales violadores y asesinos, ni la situación mexicana es idéntica a la argentina pero sí es análoga, en ambos espacios el territorio-cuerpo de mujer es cosificado al extremo, en el interior del hogar familiar y en la exterioridad de la urbe, donde sea el macho alfa deja su huella. Por un lado reafirma sus dominios, las mujeres de su clan ya le pertenecían: parejas y ex parejas, hijas e hijas afines. Y por otro lado, las mujeres desconocidas son nuevos territorios donde se reproduce y hace más fuerte el lazo con la corporación a la que pertenece. Cada asesinato es la reafirmación de los códigos de guerra y conquista: tierras, mujeres y recursos.

En una investigación realizada por Unicef  y actualizada en mayo de 2017, titulada “Abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes” denuncia que el 53 por ciento de los casos tienen como escenario el hogar de la víctima, que en un 47 por ciento tienen entre 6 y 12 años. En el 89 por ciento de los abusos el agresor es de género masculino y apenas un 7 femenino, sobre un 4 por ciento no hay datos certeros (lo que presume que el porcentaje de agresores masculinos puede aumentar). Datos similares se encuentran en el sitio www.argentina.gob.ar.

Citando nuevamente a Segato coincidimos, los hombres comenten estos crímenes porque pueden y es por esto, precisamente, que debemos con urgencia reemplazar un paradigma anómalo por otro mas benigno.

 

Nuevas masculinidades, antipatriarcales

La virilidad desde tiempos inmemoriales fue construida socialmente y modelada desde la violencia, el dominio, la valentía, el heroísmo y la escasa exteriorización de las emociones. Mientras que la construcción social de lo femenino fue correspondida con la interioridad del hogar, el regazo maternal, las formas y los modos delicados. Una dependencia que hábilmente fue reeditada con la división sexual del trabajo puntapié inicial de la brecha salarial de género.

Esa masculinidad rectora fue y acaso aún es, el eje vertebral de la pirámide social; sin embargo ese patrón de medidas cruje, resiste enfurecido, pero cruje desde la masividad del Movimiento Internacional de Mujeres y una red de alianzas que están haciendo un estruendo pavoroso aquí y allá.

¿Cómo y por dónde podemos comenzar a construir nuevas alternativas masculinas frente al modelo hegemónico en decadencia? El primer paso es sensibilizar, cortar la cadena de silencios y complicidades en todos sus niveles, poner en crisis los privilegios del varón heterosexual, revisar las prácticas castrenses y deportivas que cuentan en su haber con centenares de malos hábitos, los ejemplos sobran.

Denunciar abusos de autoridad, poner en evidencia los chistes misóginos, homofobicos, transfóbicos y de todos aquellos que no se ajustan a la heteronorma rectora, binaria y biologicista, desterrar la sorna sobre discapacidad, obesidad y racismo, en Argentina un tercio de los suicidas son niños y adolescentes a raíz de la vulnerabilidad psicológica, el acoso escolar y la presión desmesurada de padres.

De lo que se trata es de reconocer y visibilizar los privilegios que la sociedad asigna a los varones y a partir de allí difundir una mirada de genero no binaria, no violenta y con nuevos acordes, cambiar los tambores de guerra por, no se, ¿arpas? Quizá.

Las nuevas masculinidades deben tejer relaciones menos dañinas, mas horizontales y menos jerárquicas antes que evitar la represión emocional hay que fomentar el arte, la lectura y el contacto con la naturaleza desde niños, es decir, reconstruir los roles de género desde otra perspectiva, ya no desde el paradigma autoritario y violento de la masculinidad hegemónica.

Si sufrís violencia de genero o abuso o conoces a alguien podes acudir al: 144 / 911 / Subsecretaría de la mujer: (0343) 4208826 / Unidad Fiscal de Paraná (0343) 4209390 / Copnaf (0343) 4208831.

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