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Caleidoscopio
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Del Donbass a Taiwan

El curso que viene tomando la historia inquieta y alarma a algunos e incentiva a otros. Unos porque ven destrucción de la naturaleza y agotamiento de los sustentos materiales y culturales milenarios de la humanidad; otros porque sienten por fin alumbrar la libertad en el desarrollo tecnológico y en el aumento de poder y de conocimientos que parece ofrecer.

Como si no fueran motivos suficientes, la tensión entre Rusia y Ucrania estalló hace un año en una "operación especial" que amenaza con extenderse a una guerra europea y quizá mundial.

Una solución radical
Entre los alarmados que han decidido proponer algo categórico, un ejemplo es John Zerzan, el creador del anarcoprimitivismo, un movimiento ultrarradical que por excesivo pone en alto relieve las necesidades y ausencias que se quieren remediar.

La tesis del estadounidense Zerzan es sencilla: el futuro será primitivo al modo de los cazadores recolectores que pintaron las cuevas prehistóricas o no habrá futuro para la humanidad.

Los anarcoprimitivistas describen la humanidad paleolítica como la imaginan: Esos primitivos, a diferencia de algunas hipótesis pesimistas, como la de Freud, no tenían jefe ni reconocían autoridad. El guerrero usaba sus armas solo en la guerra, que se pactaba por un tiempo breve determinado. Luego volvía a ser uno más del grupo.

Cuando se trataba de determinar cómo y qué cazar en cada territorio, o qué recolectar, había una deliberación sucinta y la decisión se seguía sin dudar ni discutir más.

En síntesis: eran solidarios porque conocían que la fuerza del grupo era superior a la del individuo, pero no conocían autoridad porque no habían ungido a ninguno de ellos para que mande por sobre los demás. Anarquistas en la conducta, porque no había entonces estado al que oponerse, ni política que organice el poder ni clases sociales que consagren el estado como instrumento de dominio de una sobre otra.

Para Zerzan el hombre debe abandonar la tecnología, que lo ha metido en un callejón sin salida, y regresar a un estado primitivo como el del cazador paleolítico. Es la condición que permitiría continuar la vida en la tierra con un mínimo de dignidad y evitar la destrucción que ya no es una hipótesis sino una perspectiva cercana. Es posible que el "progreso", convertido inadvertidamente en la antítesis de sí mismo, haya provocado, por ejemplo, una situación climática irreversible.

Cuna y sepulcro
Einstein dijo no saber cómo sería la tercera guerra mundial, que posiblemente ya comenzó, pero sí que la cuarta sería con piedras y palos. Es decir, por el camino del progreso tecnológico llegaríamos paradójicamente a ser de nuevo cazadores recolectores y a vivir como ellos; pero a diferencia de ellos, no estaríamos en el alba de la humanidad, en la infancia de la especie, sino en el extremo deterioro de una vejez insana.

Zerzan entiende que el paraíso -despojado de significado teológico y religioso- es la comunión con la naturaleza, el sentido de la vida y de lo que está más allá de la vida que conocen los nativos de Abya yala. En sus palabras "la conciencia total, no mitigada por el adoctrinamiento y el opacamiento de la civilización", que es domesticación y suele llamarse "educación".

Sin embargo, incluso la solución radical, para muchos inaceptable e incluso incomprensible de Zerzan, parece también inaplicable y no por excesiva sino porque perjudicaría intereses dominantes que no quieren ceder.

La conferencia de Rushkoff
En realidad, no lo piensan, no lo conciben. El profesor universitario estadounidense Douglas Rushkoff dio una conferencia ante banqueros interesados en principio en los avances de la informática. Rushkoff narró que pronto derivaron a lo que en realidad les interesaba: cómo huir del desastre que vendrá. Una pregunta, por ejemplo, fue: “¿Cómo conseguiré imponer mi autoridad sobre mi guardia de seguridad después del acontecimiento?”.

Por mucho poder y riqueza que acumulen, no se creen capaces de influir en el futuro. El "acontecimiento" era el eufemismo que empleaban para el colapso medioambiental, la agitación social, la explosión nuclear, la propagación imparable de un virus o el momento en que acabe todo.

Rushkoff concluyó en que aquellos supermillonarios se preparaban para un futuro digital que los protegiera del peligro del cambio climático, del aumento de los niveles del mar, de los grandes flujos migratorios, de las pandemias globales, del pánico nacionalista o del agotamiento de los recursos. No les interesaba la construcción de un mundo mejor. Para ellos, el futuro de la tecnología en realidad consiste en una cosa: la capacidad de huida.

La llaman meteorología
Los globos "meteorológicos" son un medio sencillo y barato de espiar al adversario. Los usan no solo los chinos sino muchas otras potencias que ahora han caído en la cuenta de que hay centenares surcando el aire. Parece que han recuperado la costumbre de mirar al cielo.

Seguramente China tiene otros medios de espiar y los usa. Pero el globo, muy visible y detectable, tiene algo de desafiante, algo así como "mojar la oreja" al adversario, o decirle: "te espío, y qué".

Cuando la guerra de Ucrania era inminente y Rusia sufría maniobras militares de la Otan en el Mar Negro y en el Báltico, la prensa oficial china advirtió que debían mantenerse .las buenas relaciones con Rusia. Y eso por algo muy sencillo: cuando la cuestión de Ucrania esté resuelta, cuando el último ucraniano esté enterrado, será el momento a aplicarse a la China y resolver la "cuestión de Taiwan", que tuvo algunos momentos álgidos con la visita concretada de Nancy Pelosi y la suspendida de Antony Blinken a Beijing.

El imperio estadounidense está siendo desafiado donde menos lo admite: en su hegemonía, en su poder financiero, en el dólar como moneda internacional, en las amenazas directas de un ataque nuclear, sin que haya ahora una respuesta equivalente a la que hubo en crisis de los cohetes con Cuba hace seis décadas.
De la Redacción de AIM.

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