Saltar menúes de navegación e información institucional Teclas de acceso rápido

El clima hoy en:

-

- -

El dólar hoy: (BCRA)

$836,0 / $876,0

Caleidoscopio
Caleidoscopio
Kihili no acumuló titulos universitarios.
Kihili no acumuló titulos universitarios.

La periodista que aprendió a desaprender

Kihili Kunturpillu es una periodista nacida en 1946 en el norte del estado de Santander, que dice tener la sabiduría de una nonagenaria, la fuerza de una mujer de 30 años y las ganas de vivir de una veinteañera. A los 13 años se convirtió en la periodista radiofónica más joven de Colombia.

Escribe "desde siempre", es periodista desde su temprana adolescencia y aplica desde hace medio siglo las Colombian Petroleum Companydel campo donde nació.
De sus abuelos dice en uno de sus poemas :
Mis abuelos eran casi analfabetos.
Sólo sabían leer las nubes, las estrellas y las espigas
Y gustaban de enseñar lo que sabían.

Su padre, Manuel Guillermo Zafra, murió arrastrado por el río Arauca cuando ella era una niña. Su madre, María Esther Calderón, inscribió el nacimiento de su hija en la ciudad de Cúcuta con los nombres Ruth Esther Zafra Calderón.

Ahora es Kihili Zafra Kunturpillku Khamaqshani y tiene mal recuerdo de su niñez cerca de una petrolera en la selva negra colombiana, en el reducto la nación autóctona Barí, de la familia caribe. Los Barí fueron diezmados en la primera mitad del siglo XX por medios técnicos modernos de asesinato en masa, aplicados por la Colombian Petroleum Company.

Kihili guarda en cambio un recuerdo agradecido a sus maestros: Pedro Narváez, de Palomino, la Guajira, Colombia; Manuel Londoño, de Casa Naturista de Pereira; los hinduístas Maharishi Mahesh, en Bogotá; Sri Satyananda, el psiquiatra australiano Sri Vivekananda: Germán Duque, de Cauca, Sri Devananda en Panamá y Costa Rica.

Recuerda haber tomado muchos cursos guiada siempre por la intención de mitigar el sufrimiento: de acupuntura china; de acupuntura coreana, de homeopatía según el fundador de la disciplina, el alemán de Sajonia Federico Hahnemann; de regresión deshipnóptica y de nutrición biológica.

Kihili confiesa que todos sus estudios fueron "desescolarizados" y que nunca quiso acumular títulos académicos. Aprendió de los médicos tradicionales de Bolivia e integró la Sociedad Boliviana de Medicina Tradicional.

Gracias a que en Bolivia la cátedra es libre y abierta, pudo hacer dos maestrías en la Universidad Mayor San Andrés en La Paz, uno sobre cosmovisión, cultura y ritualística, y otro especial para los líderes originarios, para el que fue la única invitada "extranjera"

El nombre y la familia
Celebra un hecho acontecido en 1999, gracias a una norma legal que lo permitió después de mucho pelear y desear: pudo entonces cambiar su nombre de Ruth Esther Zafra Calderón, a Zafra kihili kunturpillku khamaqshiani. Kihili es el nombre arahuaco de la mujer que deja volar su cabello al bailar y hace llover hojas de coca. Kuntur es el nombre quechua del cóndor y pillku es bandada. Khamaqshkiani es tanto como quien está organizando, en su caso la bandada de cóndores o más generalmente elementos que deben ser reconducidos a la armonía.

La historia de su familia tiene tabúes relacionados con la esclavitud y los abusos, pero Kihili agradece a su padre haber tenido consciencia para no olvidar y permitirle luego rehacer una historia que no es personal, sino la de la aculturación de los pueblos autóctonos mediante la explotación, la expoliación y la violencia, el sojuzgamiento, el silenciamiento y la prepotencia, administrados ya brutalmente, ya científicamente.

Kihili menciona otra de sus poesías:
Si un árbol no es sagrado
ni el terrón ni la piedra
ni el arroyo ni el trino son sagrados
ni el agua cristalina
ni el sol ni el arcoiris son sagrados
¡Qué de-s-agrado habrá de tener el hombre!

Entre sagrado y des-agrado, la relación recuerda la que hay entre aprender y des-aprender.

Acá no entra
Kihili sostiene que no podemos salirnos del sistema que nos impone la civilización occidental moderna, pero tenemos un ámbito de libertad interior donde podemos no dejarlo entrar.

"Podemos liberarnos del sistema pero no salirnos de él; podemos expulsarlo de nuestras vidas, del único territorio que podemos liberar solo con autoconciencia. "En este territorio no entra Monsanto, ni la Coca Cola, ni Nestlé ni nadie. Si es preciso, me lavo con cáscasras de naranjas. Puedo tomar una autodeterminación soberana, y haciéndolo contagio a mi familia, a vecinos. Si el contagio se expande se produce el fenómeno de masa crítica. Para evitarlo, el sistema vigila para que el contagio ideológico no se propague".


Según Kihili, el fenómeno de la masa crítica responde a una ley universal e inviolable, y al final no hay poder eficaz contra él. Lo saben los "señores de la muerte" -como califica a las multinacionales recordando quiza a la exterminadora Columbian Petroleum de su infancia- y por eso vigilan en todo momento.

Luz y sombra
El ser autoconsciente prefigura, configura y transfigura su propia historia. Eso se debe hacer con autoconsciencia, por eso el sistema se dedica a apagarla en nosotros.


En las huellas del narukta hindú, el darsana de las correspondencias entre cosas y palabras, y también de la sabiduría andina, que es la suya original, Kihili hace brotar chispas de lo que parecen juegos de palabras, pero son las ligazones de los sonidos y las cosas, la homología que vincula diversos órdenes de realidad.


Así hace ver que todos estamos atravesados por la noción de culpa, pero antes que ella y por sobre ella está la responsabilidad, que vincula con respiración. "Nuestra responsabiliad más alta es respirar autoconscientemente, porque cuando respiramos tomamos lo que hemos sembrado y sembramos lo que proyectamos".

Otro juego es con la palabra "trabajo", que deriva etimológicamente del latín "tripalium", que era un artefacto hecho con tres palos donde ataban a los esclavos para azotarlos.


Contra la doctrina económica que considera al trabajo fuente de riqueza, Kihili recuerda el dicho popular "cuando más trabajo, más pa´ bajo". E invita a ir "parriba" porque no estamos obligados a trabajar salvo que seamos esclavos.


Nuestro destino como hijos de la madre tierra, de la Pachamma, no es el de esclavos, sino la felicidad. "La invasión, el robo, la perversidad de un sistema impuesto a la fuerza en nombre de un dios extraño ha sido criminal."


Millones de personas fueron sometidas, engañadas, y exterminadas por un sistema que quiere apoderarse del oro y hasta de la luz.

El universo 3D de "una punta de ignorantes"
Mencionó una demostración gráfica de los científicos actuales, que han hecho un mapa del universo 3D encerrado en un cubo virtual de una arista de unos 100.000 millones de años luz. (Un año luz es el espacio que recorre la luz en un año, unos 9 billones de kilómetros, un nueve seguido de 12 ceros). "Siguen sin saber nada, porque son una punta de ignorantes", que se pasean desde los niveles subatómicos a los que creen límites últimos del universo. ("Ignorante" significa acá que no se conoce a sí mismo, aunque conozca las dimensiones del universo de arriba abajo)


"Nosotros somos personifiación de la luz, somo la copla que la vida canta, los ojos con que la vida que se mira, el paso con que la vida avanza." Y el punto donde el universo se refleja entero, en su grandeza o su miseria.


Los científicos quisieran que pensemos que ese cubo incalculable en que encerraron el universo no tiene inteligencia ni voluntad. "Seremos nanodetritus, pero el universo cabe en nosotros, somos la niña de los ojos de la vida".


Kihilu repite dentro de la tradición de Abya yala que somos hijos del sol y de la tierra, las criaturas bienamadas de la vida, que no debemos estar esclavizados a nombre de ningún dios.


La perversión no cabe en ningún cubo, por grande que sea la imaginación de los señores de la guerra. "Nos trajeron el cuento de que la vida tuvo comienzo pero no tienen idea de qué es la vida".


Siguiendo con las vinculaciones entre palabras consideró a un serafín (según la etimología de saraf, serpiente de bronce forjada por Moisés) un "ser- afín". "Nosotros somos seres afines de la Tierra y ella ser afín del sol. La desintegración que los señores de la guerra nos prometen mediante explosiones nucleares produce desintegración; pero lo único que puede seguir a una desintegración es una reintegración. La reintegración se da por afinidades y los señores de la guerra no tienen afinidad para reintegrarse a la vida.


Otra relación entre palabras es hacer habitar a los señores de la guerra un "planeta" que le es propio, "plano" en sentido de lineal, por contraposición a la "globeta" tierra, que tiene otra dimensión tal como lo plano bidimensional es limitado en comparación a lo esférico tridimensional.
De la Redacción de AIM.

Kihili periodista Colombia

Dejá tu comentario sobre esta nota

Artículos Relacionados

Teclas de acceso