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Caleidoscopio
Caleidoscopio

Usted lo quiere, usted lo tiene

En diferentes épocas la casta sacerdotal, elevada ilimitadamente por sobre el común de la gente, ha tenido en un puño incluso a los gobernantes, desde los faraones a los príncipes orientales y a los señores feudales europeos.


Pero los hombres parecen hacer caído en la cuenta de que los dioses, que los obligaron siempre de diferentes maneras, a veces hasta la muerte, eran invención de ellos y han empezado a darles la espalda.

Un punto culminante de aquella tendencia es la pretensión de algunos cleros del mundo de atar a los dioses de modo que deban hacer lo que ellos manden: no solo se trataba de dominar al poder de este mundo sino a los dioses mismos, "echarles un lazo al cuello", dijo Nietzsche.

Algo de eso reaparece ahora con el pensamiento mágico en la llamada Palabra de Fe, que pretende poner de nuevo en el creyente la facultad de materializar lo que desea con solo un acto de voluntad.

"Nómbralo y reclámalo" es una fórmula diseñada aparentemente para engañar crédulos sin advertirles dónde se meten.

La Palabra de Fe se formó dentro del movimiento Pentecostal de los Estados Unidos, país que desde siempre viene dando mezclas sorprendentes de fe cristiana con nacionalismo y creencias de cualquier tipo, incluso suicidas.

Kenneth Hagin, predicador estadounidense muerto en 2003, hizo del movimiento de la Palabra de Fe lo que es hoy. Sus enseñanzas son todo lo heréticas que se quiera, pero además suenan ridículas al extremo a los que no han sido formados en la simplicidad de espíritu popular estadounidense. Antes de morir, Hagin fue demandado y perdió los derechos sobre sus libros por plagio.

Para el nuevo movimiento, las palabras pueden manipular la fuerza reconocida a la fe, que sería independiente de la voluntad de dios, en lo que reaparece un tema antiquísimo, que llevó incluso a algunos rabinos a afirmar que, en ciertos casos, el mismo Yahvé debía seguir sus dictámenes.

Por supuesto, los creyentes tradicionales entienden estar frente a una idolatría, pero que en todo caso es muy útil a los manipuladores, porque les permite recoger dinero en abundancia, que es fin último de esta versión de la fe.

La clave de esta estructura teológica es que somos pequeños dioses, y como tales capaces de manipular la fuerza de la fe con la finalidad de ser prósperos en todas las áreas de la vida, porque la enfermedad, el pecado y el fracaso son el resultado de falta de fe.

El movimiento surgió en el cristianismo carismático y pentecostal en el siglo 20, que dio otra forma a cultos dionisíacos que nunca faltaron en el catolicismo.

Las palabras pueden manipular la fuerza de la fe para crear salud y riqueza, porque Dios está sujeto a las leyes de la fe, no es soberano y necesita permiso para actuar. Nada más atractivo que tener la voluntad de Dios atada a mis deseos de ser rico, pero nada más ingenuo.
De la Redacción de AIM.

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