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Eva Perón en la vida política de la Argentina

Cien años después y en un contexto político en el cual la mujer no existía políticamente salvo alguna circunstancia monárquica inalterable, su breve pero sentido paso por la vida política y social nacional resignificaría para siempre esa realidad.

Eva Perón en la vida política de la Argentina
Eva Perón en la vida política de la Argentina

Del desprecio a la admiración, pocas son las figuras contemporáneas que han inundado en libros, biografías, películas y ensayos su propia vida. Eva Duarte de Perón decididamente es uno de estos casos.

En un contexto político en el cual la mujer no existía políticamente salvo alguna circunstancia monárquica inalterable, su breve pero sentido paso por la vida política y social nacional resignificaría para siempre esa realidad.

Eva y el 17 de octubre de 1945

Según recopilan los principales historiadores del caso, Eva transitó los días previos al hito peronista (y marcados por el confinamiento de Perón) manteniendo reuniones con distintos representantes legales cercanos a su pareja. El retorno del General hacia el hospital Militar no permitió el reencuentro (fue vedado), aunque sí una comunicación telefónica.

Esa noche Eva no estuvo en el balcón de la Casa de Gobierno, ni en la plaza. Permaneció en su departamento ubicado en la calle Posadas de la Recoleta donde siguió por Radio el público devenir de los hechos.

Sin embargo, el triunfo del movimiento popular y el indiscutido cambio en la vida política nacional tras el 17 de octubre de 1945 tendría a Evita como protagonista en una nueva etapa que comenzaba en la Argentina.

Tras el triunfo de Perón en las elecciones del 24 de febrero de 1946 y el consagrado matrimonio cinco días después del evento, para el 4 de junio de ese mismo año, cuando el gobierno entra en funciones, Eva se convierte tanto en primera dama como en la señora María Eva Duarte de Perón.

Su rol en la vida política nacional se desarrolló en primer término en la dirección de Correos y Comunicaciones y luego a través del flamante ministerio de Trabajo.

Desde allí se instala como el “cable a tierra” de Perón, manteniendo en ese proceso el vínculo con las "masas ahora escuchadas" y desde donde se construiría el punto de partida para lo que sería la Fundación Eva Perón, su principal legado.

1947 y la gira europea

Encomendada en su tarea de “acción social” es que sobre fines de mayo de 1947 Perón decide encomendarle a Eva un viaje al continente Europeo, ese que desde la no intervención por parte de Argentina y España, había puesto a las partes en un vínculo complejo con los triunfantes.

Con 28 años y viajando en avión por primera vez en su vida, Eva parte hacia España el 6 de junio de 1947. Dos días después y tras un auspicioso arribo, recibe la Gran Cruz de Isabel La Católica y pronuncia un histórico discurso en la Plaza de Oriente en Madrid ante la presencia de más de 300.000 personas.

La gira continuará por Italia, el Vaticano, Portugal, Francia y Suiza. “Mi nombre se ha vuelto el grito de las mujeres de todo el mundo. Es hora de que tengamos iguales derechos que los hombres”, sostiene Eva, quien tras desestimar una posible visita oficial a Gran Bretaña, retorna a la Argentina con un semblante diferente del que partió meses atrás.

El voto femenino

El regreso de Eva marcó un profundo cambio sobre la percepción de quien al momento era “la primera dama” o “la señora del Presidente”. Su paso a la lucha política es pleno. De ahora en más será Evita.

Con el antecedente de la provincia de San Juan en la década de 1920 y la creación de la División de Trabajo y Asistencia de la Mujer, es que el derecho al sufragio femenino comienza a ganar peso en su discusión y proyección partidaria.

En plena campaña electoral y para comienzos del año 1947, Eva asume esta cuestión como bandera, marcando numerosos discursos que buscan presionar, desde la Comisión Pro Sufragio Femenino, al Congreso de la nación.

El 9 de septiembre de 1947 se sanciona la ley número 13.010 la cual, promulgada 14 días después, permite el acceso a los comicios a las mujeres argentinas: “Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia de largas luchas, tropiezos y esperanzas”.

La Fundación Evita y el Partido Peronista Femenino

“Mi mujer decidió dedicarse a la asistencia social. Así nació la Fundación Eva Perón (...) El primer decreto de ley de protección a la Fundación fue creado por mi mujer en la mesa; no estaba lleno de artículos, pero fue más drástico que cualquier ley escrita”, destaca Perón según las recopilaciones históricas.

En julio de 1948 el Poder Ejecutivo le concedió personería jurídica a la Fundación, la cual financiada con impuestos a la venta de boletos en el Hipódromo, multas por los juegos de azar y deducciones a empleados públicos, se presenta como la base decisional de Eva. Es desde aquí que se crean hogares escuela, hospitales contemplados dentro del "tren sanitario" diseñado, la Escuela de Enfermeras y proveedurías de alimentos, entre otros puntos.

De la acción social a la política es que tras la primera asamblea organizativa del Partido Peronista, el 29 de julio de 1949 se crea el Partido Peronista Femenino (PFF), espacio que funcionó como un partido con autoridades y organización propia dentro del peronismo.

Tanto la Fundación como el PPF eran organizaciones carismáticas, en las que lo más fuerte son claro las personalidades, aunque también se presentan como su debilidad más profunda. Fallecida Eva, tanto la Fundación como el PPF comienzan a diluirse hasta su extinción.

Las elecciones de 1951

Establecida como una figura de peso político y social, los esfuerzos de Eva son insuficientes ante una enfermedad ya instalada. El 6 de noviembre de 1951 es operada en el recientemente inaugurado Policlínico Presidente Perón de Avellaneda. 5 días después, los argentinos concurren a las urnas.

Por primera vez votan las mujeres y buscando evitar una cruel ironía es que la Junta Electoral autoriza a la primera dama para votar desde su habitación. La fórmula Perón-Quijano obtiene el 62,40 por ciento de los votos y gana las elecciones, en tanto que el 14 de noviembre Eva regresa a la residencia presidencial, aunque ya no podría retornar a la vida política nacional.

El 20 de julio de 1952 se celebra la gran misa al aire libre pidiendo por su vida. 6 días después y con 33 años de edad, Eva Perón fallece. Señala el documento oficial:

“Cumple la subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la nación el penosisimo deber de informar al pueblo de la República, que a las 20.25 ha fallecido la señora Eva Perón, jefa espiritual de la nación. Los restos de la señora de Perón serán conducidos mañana, en horas de la mañana, al ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente”.

Además de trascender desde la política, a partir de su relación con las clases populares, “Evita” inspiró muchos cuentos, novelas y relatos de la literatura nacional.

Desde Jorge Luis Borges hasta Rodolfo Walsh, dos escritores notables pero en polos ideológicos opuestos, se utilizó la figura de Evita en la literatura nacional. Aquí, un repaso de algunos de ellos

La señora muerta - David Viñas

En el cuento incluido en el libro Las malas costumbres el escritor argentino, exiliado durante la Revolución Libertadora y la última dictadura cívico-militar, utiliza el funeral de Eva Perón como escenario de una historia que termina mal cuando Moure, el protagonista, insulta a la difunta.

En el cuento publicado en 1963 se puede observar un guiño claro a otro cuento dedicado a la ex esposa de Juan Domingo Perón, Esa mujer, de Rodolfo Walsh, a pesar de que Walsh lo publicó dos años después.

A lo largo de varios párrafos comenzando por el primero, el narrador se refiere a la protagonista como 'esa mujer', que rechaza a Moure cuando éste define como 'yegua' a Eva: "Ah, no... Eso sí que no (...) Eso sí que no se lo permito".

A lo largo de todo el cuento, el protagonista critica y se mofa de quienes hacen largas colas, como las que describe Viñas. Hacen sus necesidades en la calle y empujaban para avanzar, lo que irrita a Moure.

Esa mujer - Rodolfo Walsh

El escritor contó que escribir este cuento le llevó dos días y 10 años. Escribió gran parte un día, lo agarró 10 después y lo terminó en otro día.

A lo largo de la historia relata la conversación entre un periodista y un coronel que participó del secuestro del cuerpo de una mujer a la cual nunca se nombra, pero se menciona que está embalsamada y “se le nota la metástasis del cáncer”.

"Si la encuentro, frescas altas olas de cólera, miedo y frustrado amor se alzarán, poderosas vengativas olas, y por un momento ya no me sentiré solo, ya no me sentiré como una arrastrada, amarga, olvidada sombra", dice el narrador -está en primera persona- sobre el cuerpo-.

El coronel está preocupado por las amenazas y críticas que recibe de la gente, que creen que fue él quien participó del robo del cuerpo. "Creen que yo tengo la culpa. Esos roñosos no saben lo que yo hice por ellos. Pero algún día se va a escribir la historia. A lo mejor la va a escribir usted", dice en uno de los tantos diálogos.

Ante el periodista, el coronel intenta mostrarse siempre como quien salvó al cuerpo de esa mujer de vejaciones peores: ser arrojada al río, que 'el gallego' practique la necrofilia.

Al coronel le desean que a la hija 'le agarre la polio', sobre la poliomelitis, que en la primera mitad del siglo XX acechaba al país. Y cierra: "—Es mía —dice simplemente—. Esa mujer es mía".

El simulacro - Jorge Luis Borges

En un breve relato, Borges, ferviente anti-peronista, recrea un velorio falso a una supuesta Eva Perón, pero realizado con "una tabla sobre dos caballetes y encima una caja de cartón con una muñeca de pelo rubio (...) encendieron cuatro velas en candeleros altos y pusieron flores alrededor".

La 'farsa' se realiza a tal punto de que mujeres, chicos y hombres que acudieron al lugar daban el pésame a quien hacía las veces Perón y "alargaba la derecha para estrechar la mano que le tendían".

Y el maestro se pregunta sobre quien llevó a cabo el simulacro, es "¿un fanático, un triste, un alucinado o un impostor y un cínico?".

El único privilegiado - Rodrigo Fresán

El escritor presenta en este texto a un chico extremadamente millonario, que no conoce nada más allá de las rejas de su casa, que no tiene acceso a los diarios ni a "los quehacer nacional".

Este niño se inicia sexualmente a los once años nada más ni nada menos que con el cadáver de Eva Perón, pero que no sabía por su aislamiento nacional.

"Revistas y diarios futuros me harían saber de la abanderada de los pobres, de su eterno y secreto tránsito de reliquia religiosa por diferentes osarios europeos y de la grandeza de mi blasfemia". dice el chico.

Cuando este chico besaba y tenía acceso carnal al cadáver de la mujer lo descubrieron y "cuatro hombres de uniforme que colocaron el cuerpo dentro de un cajón y se lo llevaron para siempre".

Evita vive - Néstor Perlongher

Perlongher hace volver a Evita en la década del 70' como una especie de Jesús argentina que se presenta ante sus descamisados para salvarlos de la represión policial, participar de un trío o ser prostituta.

"Grasitas, grasitas míos, Evita lo vigila todo, Evita va a volver por este barrio y por todos los barrios para que no les hagan nada a sus descamisados", dice la Evita de Perlongher en el segundo relato.

Coloquial y hasta a veces bizarro, el escritor presenta a 'la jefa espiritual de la Nación' de vuelta a la vida y en los aspectos mundanos de la vida.

Evita se droga, se pelea con la Policía, se revuelca por el piso, tiene sexo. Evita vive pero en realidad Evita vuelve.

Estos son solo algunos textos de la literatura argentina donde aparece Eva Perón. Puede leersela también en Santa Evita y La novela de Perón, ambos de Tomás Eloy Martínez; Roberto y Eva: historia de un amor argentino de Guillermo Saccomanno.

En el teatro: Eva Perón de Copi; Eva Perón en la hoguera y Las patas en las fuentes de Leonidas Lamborghini; Eva y Victoria, de Monica Ottino.

 

 

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