El presidente de los Estados Unidos anticipó que Estados Unidos utilizará “todas las herramientas diplomáticas y económicas” disponibles para respaldar al pueblo nicaragüense; sin observadores y tras una ola de detenciones nocturnas, se registra poca participación en las elecciones convocadas por el régimen de Ortega

En un comunicado oficial, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, condenó en durísimos términos la elección presidencial en Nicaragua al afirmar que “no fue ni libre ni justa, y ciertamente no fue democrática”. Además, dijo que Daniel Ortega gobierna el país “como un autócrata” y anticipó que utilizará “todas las herramientas diplomáticas y económicas” disponibles para respaldar al pueblo nicaragüense y hacer rendir cuentas al régimen sandinista.

“Lo que el presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron hoy fue la pantomima de una elección que no fue ni libre ni justa, y ciertamente no fue democrática”, dijo Biden en un comunicado difundido el fin de semana por la Casa Blanca, luego del cierre de los comicios en Nicaragua.

Unos 4,5 millones de nicaragüenses fueron llamados a votar en unas elecciones donde se escogió al presidente, vicepresidente y 90 diputados de la Asamblea Nacional. La oposición, sin embargo, considera este proceso “una farsa” porque fue excluida de participar después de la proscripción de sus tres partidos políticos y el encarcelamiento de siete opositores que manifestaron su intención de competir contra Daniel Ortega.

“La familia Ortega y Murillo ahora gobiernan Nicaragua como autócratas, no diferente de la familia Somoza contra la que Ortega y los sandinistas lucharon hace cuatro décadas”, concluyó el presidente estadounidense.

El comunicado de Biden, de dos párrafos, fue el mensaje más duro y contundente del mandatario norteamericano contra Ortega y su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Asimismo, Biden también envió un claro mensaje a los países de la región y recordó en su mensaje que la Carta Democrática Interamericana obliga a las naciones del hemisferio a “defender los derechos democráticos del pueblo nicaragüense”.

En este sentido, el gobierno de Alberto Fernández, criticado en Washington por su política de defensa de los derechos humanos en la región, se ha abstenido de condenar los abusos de Ortega en la Organización de Estados Americanos (OEA).