El republicano Glenn Youngkin ganó las elecciones para gobernador de Virginia y están en peligro de perder la gobernación de Nueva Yersey. Es la primera vez que los demócratas pierden en Virginia en 12 años.

A un año de su asunción como presidente de los Estados Unidos, Joe Biden sufrió una derrota electoral que lo dejó muy débil. En la noche del martes, el republicano Glenn Youngkin, de 54 años y nuevo en política, les arrebató la gobernación a los demócratas en un triunfo que provocó una crisis en la Casa Blanca.

Es que el estado de Virginia es uno de los termostatos políticos de Estados Unidos. En 2019, en plena presidencia de Donald Trump, los demócratas lograron tomar el control de la Legislatura por primera vez en la historia en una elección local y que reveló su poder de convocatoria en los suburbios, una capa de votantes crucial para la política norteamericana. Joe Biden ganaría la presidencia a Donald Trump por más de 10 puntos justo un año después.

“Lo que pase en Virginia determinará en gran parte lo que pasará en 2022, 2024 y después”, había dicho el viernes la vicepresidenta, Kamala Harris, en un acto de campaña en Norfolk.

Con un ascenso electoral impresionante en la recta final de la campaña, Youngkin derrotó por un estrecho margen al demócrata Terry McAuliffe, una figura histórica del partido, que ya había gobernado el estado entre 2014 y 2018.

El nuevo gobernador es un ejecutivo millonario que centró su campaña en la educación y los impuestos y el contacto directo con los votantes. Los demócratas, conscientes de la importancia de una victoria en este distrito, sumaron a Barack Obama y Joe Biden, quienes personalmente acompañaron a McAuliffe, quien hasta hace unas semanas iba primero en las encuestas.

En este sentido, el triunfo de Youngkin develó las vulnerabilidades actuales del Partido Demócrata y los republicanos aparecen energizados por su fuerte rechazo a Biden, a quien ven como una figura débil que está empujando al país hacia el “socialismo”.

Una de las principales razones de la debilidad de Biden es la magra reactivación económica, sumado a la persistencia de la pandemia del coronavirus y la inflación.

Para la Casa Blanca, la victoria de Youngkin fue un fuerte llamado de atención sobre la urgencia de avanzar con la agenda doméstica de Biden, especialmente con los dos proyectos de ley que están varados en el Congreso: su plan de infraestructura por un billón de dólares y su paquete de reformas sociales por 1,75 billón de dólares.

Si bien Biden, antes de su viaje a Europa, urgió a los demócratas en el Congreso a que aprobaran su agenda legislativa, sus compañeros de partido quedaron atrapados por sus propias internas. El senador Joe Manchin de West Viriginia puso en duda su respaldo al plan de ampliación del gasto público, al afirmar que creía que costaría más de lo que proyectaba la Casa Blanca. Y los progresistas en la Cámara de Representantes insistieron esta mañana en sumar más programas, al agregar cuatro semanas de licencia por paternidad.

Los comicios se interpretan como un plebiscito del primer año en el cargo del presidente de Estados Unidos y confirman que Donald Trump sigue siendo una amenaza. Además, los resultados despejan cualquier duda de que las escasas mayorías en el Congreso de los demócratas están en grave peligro en las elecciones de mitad de período del próximo año.