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Se lanzó Alas, el equipo que investigará a los fenómenos aéreos no identificados

La presencia de ovnis puede poner en peligro a pilotos, tripulación o pasajeros. Buscarán recolectar información, tomar testimonios e investigar desde diferentes aristas.

Bajo el nombre de América Latina para Aeroespacios Seguros (Alas), se lanzó en la Casa de Entre Ríos en ciudad de Buenos Aires un proyecto que busca nuclear denuncias sobre fenómenos aéreos no identificados (Fani) en la región, con el objetivo de crear una base de datos para el análisis transmedia de estos casos y someterlos al análisis de distintos profesionales.

"La idea es investigar los Fani, un término que deriva de UAP (Unidentified Anomalous Phenomena o Fenómeno Anómalo No Identificado)", explicó Andrea Pérez Simondini, investigadora y presidenta de la Comisión de Estudios del Fenómeno Ovni en la República Argentina (Cefora).

Más allá de la atención que recibe el tema en las historias de ciencia ficción, la presencia de ovnis es un riesgo real porque pueden poner en peligro a pilotos, tripulación o pasajeros.

La atención por el tema va en aumento en los últimos años: cada vez son más las personas que experimentan un encuentro con objetos o luces, que podrían no ser de origen humano, y después del hito histórico que fue la primera audiencia en el Congreso de Estados Unidos donde se confirmó la recuperación de restos biológicos "no humanos" de ovnis, la curiosidad sigue creciendo.

Uno de los videos con mayor repercusión lo exhibió justamente la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (Aaro), en el que se puede ver una esfera que vuela en Medio Oriente en 2022 en plena área de combate, lo que motivó debate sobre si estos objetos o fenómenos pueden generar algún tipo de catástrofe. “La Aaro es la oficina de investigación de objetos de todos los dominios. Porque estos objetos son transmedio, que pueden volar, meterse en el agua, aterrizar en la tierra, irse al espacio y regresar”, explicó Fernando Silva Hildebrand, periodista especializado en la temática, durante la presentación. En Eeuu también existe el proyecto Americans for Safe Aerospace, cuyo fin es el mismo que tendrá Alas.

“La idea es crear un ámbito seguro y objetivo en el cual personal aeronáutico, pilotos o personal de tierra, pueda llegar a declarar o informar a las personas en general, con el fin de recabar datos para poder ser utilizados en el futuro”, detalló Pablo Ducau piloto civil y protagonista de un fenómeno aéreo no identificado mientras comandaba un viaje desde Buenos Aires a Ushuaia.

Organizaciones como Alas son el vehículo desde hace tiempo para aquellos pilotos que ven un Fani en el cielo y que sufren el “estigma” de no poder hacer los reportes de manera oficial a sus autoridades. “Hay un estigma social y profesional sobre hablar de estos temas”, añadió Silva Hildebrand. Un ejemplo reciente es el avistamiento que se realizó en Bariloche, donde el piloto aseguró que estaba "un 99,9 por ciento seguro que no es una aeronave". Ocurrió días después a que otro episodio de las mismas características fue observado por otro testigo en la misma ciudad, descrito como "una esfera de luz que estuvo inmóvil por un tiempo hasta desaparecer".

Pero Alas, principalmente, brindará un aporte clave a la seguridad aérea: “Queremos llevar una base de datos, investigar aquellos objetos de los que no se sabe el origen. Aquellos interesados podrán informar sobre estos fenómenos libremente o en forma anónima”, señaló Ducau.

Si bien en Argentina existe el Centro de Identificación Aeroespacial, no muchos de los testigos llegan a hacer su denuncia, ya que la mayoría de las veces no existe un registro foto o video. Este organismo depende del Ministerio de Defensa y registra, analiza y prueba si cientos de videos caseros son prueba suficiente para determinar el origen de los objetos que los testigos interpretan como extraordinarios.

El testimonio de un piloto en primera persona
El 22 de noviembre de 2011, Pablo Ducau fue llamado para realizar un vuelo sanitario desde Buenos Aires con destino a Ushuaia. El avión salió por la noche desde Aeroparque y la tripulación estaba conformada por el piloto, el copiloto, un médico y una enfermera.

En una noche normal, igual a cualquier otra, el avión despegó pero, por su peso, no podía llegar al nivel final de altura de 13.000 metros, por lo que el ascenso se realizó en forma escalonada. "Era una noche clara, no había nubosidad”, recordó Ducau.

A las dos horas de vuelo y sin ningún tipo de novedad, tanto el piloto como el copiloto estaban en constante comunicación con Control de Comodoro Rivadavia. A las 23 horas esa zona de la Patagonia está casi desierta, ya que muy pocos vuelos se realizan por la región.

A pesar de eso, Ducau observó en medio de la noche, una luz roja que se dirigía hacia ellos desde el lado derecho del copiloto. Le resultó extraño que no hubiera comunicación entre la supuesta aeronave y el objeto.

"Estaba a unos cuarenta grados de nosotros. Llamo al control y le pregunto si tenía un tráfico notificado, a lo que me indican que no. Solamente una aerolínea que venía de frente con destino a Buenos Aires pero que recién estaba por entrar", detalló el piloto.

De un momento al otro la luz roja se transformó a un color rosado y aumentó su tamaño. Según el testigo, se movía a gran velocidad y volvió a cambiar del rosa al blanco.

En esa línea, describió que “se acerca más, se frena sobre nosotros y nos acompaña durante 30 segundos. No hay una nave que pueda hacer ese tipo de maniobra, porque no está cumpliendo con la física que conocemos”.

El modelo de avión que piloteaba Pablo Ducau era de la línea Learjet, una aeronave que vuela por arriba de la línea aérea en 45 mil pies aproximadamente. "Sabés que arriba tuyo es difícil que vuele otro tipo de aeronave", aclaró el piloto.

Si bien el testigo intentó realizar una seña con luces para advertir su presencia, no funcionó. Todo el evento duró aproximadamente 30 segundos y, luego, el objeto cambió hacia el sentido inicial. En apenas unos segundos más, la luz brilló con mayor intensidad y desapareció en el aire. "Creo que hubo una tecnología que en el momento no la poseemos. Me hizo un clic, fue un privilegio estar presente en este tipo de eventos", finalizó.

Ante esa situación, el piloto realizó la denuncia en el organismo correspondiente, pero aseveró que "pasaron 12 años y no obtuve respuesta".

CASA DE ENTRE RÍOS ovni FANI Andrea Perez Simondini

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