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La derrota de Malvinas

Según un informe de las Islas Malvinas (Unla), al que tuvo acceso AIM, finalizado el Conflicto del Atlántico Sur de 1982 los grupos económicos británicos van logrando su consolidación y negocios; además, la Corona británica afianza la usurpación a través de “acuerdos” diplomáticos con el país. Mientras esto sucede, el canciller Jorge Faurie declara que “es momento de sentarse en la mesa de negociación”.

La derrota de Malvinas.
La derrota de Malvinas.

Quizás nuestro diplomático aun no lo advirtió, pero tanto el “comunicado conjunto” del 2016, la licitación off shore, el tema pesca, la nueva ruta de vuelo a Malvinas, por nombrar algunos hechos, son parte de la “mesa de negociación”, donde Londres consigue todo. La pregunta sería ¿para qué se sentarían si han obtenido todos sus propósitos?

En mayo de 1982, la Revista Línea publicó una editorial del gran historiador José María Rosa, donde puede leerse:

“Perder las Malvinas por las armas sólo significaría que posponemos su recuperación. Hay mucha sangre vertida para abandonar el propósito de lograrla.

Importa, sí, ¡y mucho!, que perdamos las Malvinas en la mesa de negociaciones. La perderíamos entonces para siempre”.

Rosa ya advertía que los británicos sacarían ventaja, y agregaba: “Cuidado con las negociaciones diplomáticas, señores del Proceso. No les tenemos fe para hacer diplomacia, como no les tenemos fe para hacer política”. Tengamos en cuenta que varios funcionarios de la dictadura cívico militar eran representantes de los intereses económicos británicos y europeos.

El 8 de abril de 1982, Jorge Abelardo Ramos escribía al presidente de facto:

“La soberanía nacional es indivisible. No se puede ser nacionalista en las Malvinas y liberal oligárquico en Buenos Aires. El Señor Alemann contesta los golpes y ofensas financieras de los ingleses con actitudes de “gentleman” inadecuadas para una situación de guerra. La escandalosa revelación de que el Sr. Alemann corre en socorro del Banco de Londres por intermedio del Banco Central no puede extrañar a ningún observador de la vida pública argentina. Para hacer frente a una guerra con los esclavistas ingleses el gobierno militar cuenta con un ministro de Economía que ha sido siempre un notorio abogado de los intereses suizos y europeos. En realidad, para la banca europea que hoy nos bloquea, el Sr. Alemann es el inspector de nuestra deuda externa situado en el cargo justo. Los ingleses no podrían tener un aliado más eficiente en el corazón del gobierno argentino. Para colmo, ahora es Suiza la encargada de atender los intereses Británicos en la Argentina. ¡Dramática paradoja es la de nuestro país! Mientras soldados argentinos mueren en Malvinas, los banqueros ingleses son protegidos por la más alta autoridad económica”.

Los discípulos de aquellos representantes que denunciaba Ramos fueron los que avanzaron, ahora en democracia, con la entrega de Malvinas en negociaciones que -como advirtió José María Rosa- nos pueden llevar a perder Malvinas para siempre.

La rendición

La rendición de Malvinas la firmó el entonces canciller, Domingo Cavallo, fueron dos “declaraciones conjuntas”: la primera del 19 de octubre de 1989 y la segunda con fecha 14 y 15 de febrero de 1990.

“Los acuerdos de Madrid y el tratado de Londres del 11 de diciembre de 1990 ratificado ambos por ley 24.184 constituyen el verdadero tratado de paz por Malvinas. El país no fue informado nunca sobre qué dicen esos tratados. De esos tratados surgen cosas que explican claramente la situación económica actual por la que atraviesa el país”, nos remarcó el Dr. Julio González, autor de “Los tratados de Paz por la Guerra de las Malvinas. Desocupación y Hambre para los Argentinos”, y añadió: “Los tratados de paz por la guerra de Malvinas firmados en esa fecha son los que determinan la subordinación absoluta de la Argentina hacia Gran Bretaña”.

Para el dr. González, “el país ha confundido independencia cromática que nos dan los símbolos: bandera, escarapela, escudo y música -la que nos da el himno-; con la soberanía jurídica y económica que es la que no tenemos y la que nos imponen los tratados de paz que hemos mencionado.”

No es curioso que se hable más de los “ositos de Winnie Pooh” que regaló Di Tella que de la entrega que hizo Cavallo. Nos quedamos con un acto menor -“el de los ositos”-, para no denunciar la entrega mayor, para no denunciar a los intereses económicos británicos. En sectores de la diplomacia y en ámbitos políticos se prefiere hablar de ositos –denunciándolo como algo ridículo- e ir a la ONU a poner cara de compungidos esperando que los ingleses se sienten a dialogar, mientras se disimulan los negocios de las empresas británicas. En Londres, la familia real sigue parasitando gracias a los recursos naturales de los argentinos y de otros pueblos del mundo.

En el 2010, se realizó en Unla el primer congreso latinoamericano “Malvinas Causa de la Patria Grande”. Entre los expositores estuvo el Secretario General Adjunto del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (Somu), Mario Morata, y en ese momento remarcaba:

“En la actualidad, la situación en las Islas se ve aún más agravada ante los sucesivos actos unilaterales británicos destinados a la expoliación de los recursos pesqueros e hidrocarburíferos de nuestro país en las aguas circundantes. Entre ellos, se pueden mencionar, en cuanto a la pesca, el establecimiento unilateral británico de pretendidas jurisdicciones marítimas alrededor de las Malvinas en 1986 y 1990, y alrededor de las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur en 1993, así como la venta de licencias que disponen de recursos pesqueros en la zona a largo plazo. Son ejemplos de la disposición ilícita y unilateral de recursos pesqueros que lesionan los objetivos de la declaración conjunta sobre la conservación de recursos pesqueros firmada por la Argentina y el Reino Unido en 1990. Estos actos provocaron desde 2005 que la Comisión de Pesca del Atlántico Sur no se haya vuelto a reunir, suspendiendo todos los mecanismos de cooperación previstos en la declaración”.

Durante el periodo 2003-2015, se lograron frenar parte de los acuerdos firmados con los británicos, pero no se pudieron romper, de forma definitiva, muchas de las cadenas de dominación.

El macrismo y la entrega

Desde que asumió Mauricio Macri como presidente, comenzó una entrega sin freno. En el 2016 Macri viajó a Davos y allí se reunió con el primer ministro David Cameron. El tema prioritario, desde luego, era la Soberanía de Malvinas. Sin embargo, el mandatario argentino se plegó a la agenda británica y, como señala el combatiente de Malvinas Daniel Alfonso, no tuvo pruritos en hablar el idioma del usurpador, dejando expuesta la subordinación.

Pero, de aquel acto simbólico a la entrega efectiva, fue solo cuestión de tiempo. El 13 de septiembre del 2016, se publicó el “Comunicado Conjunto” conocido como “Acuerdo Faradori Duncan”. El 28 de mayo el Diputado Nacional, Darío Martínez, presidente  de la Comisión de Energía y Combustibles de la Honorable Cámara de Diputados, convocó a un plenario donde se debatió y denunció la reciente adjudicación de áreas petroleras. Entre los expositores estuvo el ex embajador Guillermo Rossi, quien sobre el Comunicado Conjunto del 2016 advirtió: “Estoy convencido de que ni siquiera intervenimos en la redacción. Uno lee el acuerdo Foradori-Duncan y se da cuenta de que ningún argentino redactó eso. No se menciona en ningún documento en forma explícita la fórmula de soberanía que se acordó en 1989”. En esta línea, describió: “No voy a defender la década del 90, pero por lo menos en las declaraciones conjuntas de esa época se ponía la fórmula de soberanía completa. Ahora se hace solamente una mención”.

Con aquel acuerdo los ingleses impusieron condiciones como “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”. Y los ingleses avanzan rápidamente e intentan acrecentar todos sus negocios. Hace unos días, por caso, se realizó una licitación off shore y el usurpador de nuestros archipiélagos salió beneficiado (sobre este tema nuestra nota “Los británicos se apoderan del off shore argentino”.

En el “Acuerdo Faradori-Duncan”, los ingleses impusieron más vuelos desde el continente a Malvinas, y la Casa Rosada -convertida en una sucursal del Foreign Office- accedió a los pedidos. Próximamente, habrá un nuevo vuelo, cuyas condiciones también fueron impuestas por los representantes de la corona.

En 1997, Mauricio Macri dijo a Página 12: “La verdad es que los temas de la soberanía con un país tan grande como el que tenemos nunca los entiendo mucho”. En efecto, los ingleses aprovecharon su desconocimiento e ignorancia sobre geopolítica; pero no solo es ignorancia, también es poco o nada de amor al país.

A una firma de la derrota total

Lamentablemente, el temor -y advertencia- de José María Rosa está muy cerca de concretarse. En el plenario convocado por el Diputado Martínez, el ex embajador Guillermo Rossi - trabajó 39 años de diplomático, de los cuales 17 estuvieron dedicados al tema de Malvinas, por lo que es sin duda una voz autorizada- advirtió: “El primero y más peligroso de todos es el Acuerdo de Nueva York, realizado en 1995, sobre Convención Internacional sobre Especies Transzonales y Altamente Migratorias. En agosto de 2000, a través de una ley, el Congreso aprobó ese acuerdo. Muchas personas hemos trabajado durante diecinueve años para taponar la posibilidad de la ratificación, porque literalmente estamos a una firma de perder la cuestión Malvinas”.  Y aclaro que “esto no es sofisticado ni requiere un simposio de cuatro días ni reuniones ni nada. Lo único que requiere es que un tercer secretario de la Cancillería escriba una nota donde explicite que la Argentina adhiere al Acuerdo de Nueva York, la coloca en una carpeta, el chofer se lo lleva a la Casa Rosada o a la Quinta de Olivos para que firme el presidente y se terminó la cuestión Malvinas. Esto demora media hora y es así de fácil. ¿Por qué sucede esto? Porque el Acuerdo de Nueva York contiene el artículo ocho, que es el verdadero “huevo de la serpiente”, que permite la constitución de una organización regional o de ordenamiento pesquero. Eso lleva automáticamente al reconocimiento del Reino Unido como Estado ribereño, no por nosotros sino por los otros países, cosa que hasta ahora nunca ha sucedido. Esto es lo más grave que hay”.

Para el ex embajador es preciso anular la normativa, hubo y hay proyectos para que esto suceda “pero es urgente que se derogue esa ley. ¡Es urgente, porque estamos a una firma de perder la cuestión Malvinas!”, reclamó Rossi.

En su excelente exposición, Guillermo Rossi también denunció que “hay dos temas que le interesan al Reino Unido y que figuran permanentemente desde el año 1989, en todos los acuerdos que firma la Argentina con el Reino Unido. El primero es el acuerdo para altamar, que es el acuerdo de Nueva York de formación de la Orop y, en segundo lugar, el acuerdo para patrullar. ¿Saben cuál es el acuerdo para patrullar? Es una invención extraordinaria. Estuvieron 15 minutos preocupados pensando los británicos cómo hacían. Ya lo rechazamos como cuatro veces. Yo mismo la rechacé, no estoy hablando de un invento. Lo que ellos quieren es que de la supuesta línea de las 200 millas hacia el oeste de las Islas Malvinas hacia la Patagonia, ellos patrullen por adentro de su zona y nosotros patrullemos por afuera. Eso implica reconocimiento implícito de un límite que no existe, que, por supuesto, no está reconocido, pero no solamente reconocido por Naciones Unidos, ni siquiera está reconocido por nadie, ni por la Argentina ni por nadie.”

Los ingleses obtienen todo de parte del Gobierno argentino, consolidan la usurpación y aumentan la explotación pesquera e incluso nos imponen reglas sobre nuestro mar. Además, avanzan fuertemente en la exploración de hidrocarburos y están cada vez más cerca de la explotación. Necesitaban más vuelos para bajar los costos, y los consiguieron. Encuentran en la Rosada a un servidor de sus intereses, y por eso la pregunta es ¿qué necesidad tienen de sentarse a dialogar? Si nada los presiona ni los frena.

¿Para qué se van a sentar a dialogar si están a una firma de apoderarse definitivamente de todo? ¿Para qué se van a sentar a dialogar si son ellos los que controlan el Atlántico Sur, siendo una amenaza militar para Sudamérica? ¿Para qué se van a sentar a dialogar si son ellos los que venden, sin ningún problema, las licencias pesqueras? ¿Para qué se van a sentar a dialogar si son las empresas británicas las que están haciendo exploración de los hidrocarburos en mar en disputa y ahora en mar argentino? ¿Para qué se van a sentar a dialogar si nadie molesta sus intereses?

* Juan Francisco Natalizio

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