En el idioma arameo, que hablaban Jesús y sus apóstoles, una misma palabra significaba deuda y significaba pecado.
Dos milenios después, las deudas de los pobres son los pecados que merecen los peores castigos. La propiedad privada castiga a los privados de propiedad.
Capítulo para el 24 de julio del libro Los hijos de los días de Eduardo Galeano.-