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Querían volver sanos pero el gateado despertó en un corcovo otra polémica

Días de angustia para miles de entrerrianos que seguimos a la distancia el estado crítico del porfiado deportista de Maciá caído en Jesús María. Conmovidos por la suerte del gran campeón entrerriano Leonardo Javier Trevissán, el Cepillo, señor de las jineteadas, hoy levantamos nuestra voz en una plegaria a la Pachamama para que le regale una caricia especial al paisano, símbolo de coraje y amor a la tierra. Y para que extienda esa misma caricia a su familia, su compañera, sus hijos, sus padres y abuelos, sus amistades, sus compañeros.

Puro talento, el deportista con cuna en Maciá ha ganado los mayores premios en su oficio gaucho y nadie duda de sus condiciones excepcionales para las distintas montas. Trevissán es de los bravos, de los que lamentan la suerte esquiva, si les entregan un caballo chico, o flojo para el desafío. El Cepillo quiere retar a los más ariscos y corpulentos; por eso mismo ha sufrido porrazos proverbiales y no los niega.

Lucha encarnizada

Jinetes como Trevissán respetan al animal. En el festival de Jesús María venía medio desconforme en las primeras jornadas, por los caballos que le habían tocado en el sorteo. El sábado 18 de enero montó un gateado malacara calzado de cuatro (cuatro patas blancas), de la tropilla del santiagueño Carlos Palma, pingo arisco como él solo. Lo sacó resuelto el jinete, rebenque en alto, desde el palenque pero el gateado dio un violento sacudón hacia la derecha y lo desacomodó en un corcovo; entonces el paisano que es zurdo quedó colgando de las riendas con la mano derecha, ahorquillado en las costillas. Iban diez segundos y el pingo advirtió el momento débil de su retador y aprovechó para revolearlo como diciendo basta, pero Trevissán estaba emperrado y se negaba a soltarse, en una lucha encarnizada que hacía erizar la piel. Cuando ya sonaba la campana, y medio que nos tranquilizábamos, el gateado culminó su faena alzando al jinete para azotarlo contra el suelo. Tremendo.

Hasta ahora ignoramos si Trevissán (aparte de la determinación para aguantarse sobre la monta hasta el campanazo) no se trabó también en los estribos, o tuvo dudas de estar enganchado, y por eso decidió quizá aferrarse para no ser arrastrado, mientras esperaba el auxilio de los apadrinadores; pero en el último segundo recibió un manotazo del pingo que lo dejó fuera de juego, tras lo cual su cuerpo ya no ofreció resistencia, quedó como una maleta, a merced del caballo.

Fue la peor noche para nuestro querido paisano de 38 años de edad y otros tantos en el mundo campesino, padre de dos hijos, amigo de muchos que conocen bien sus cualidades y lo querían ver campeón en el encuentro mayor del deporte gaucho.

Desde entonces permanece en estado grave en la sala de terapia intensiva del Hospital Italiano de Córdoba, con pronóstico reservado, por hundimiento de cráneo y contusión pulmonar. Los profesionales ofrecen partes diarios que en la primera semana suman preocupación.

Lo que más anhelo

Días antes había muerto en su ley el jinete cordobés de 40 años, Eric Norberto Cossutta, radicado en Catamarca.

Esa triste noticia, sumada a la que protagonizaron Trevissán y el mendocino Francisco Fabián Haacker (también herido pero ya dado de alta), renovaron los debates en torno de las jineteadas. A veces pagan los pingos, a veces los humanos. Este deporte no da sosiego a nuestras emociones.

En entrevistas que realizó el periodista entrerriano Carlos Espíndola a la delegación de Entre Ríos en Jesús María, todos los jóvenes y el delegado coincidieron en la importancia de estar sanos. Lamentablemente, horas después sobrevino el tremendo accidente del Cepillo.

“Sanito, gracias a Dios, me encuentro bien”, dijo entonces el jinete Diego Migueles, de Gualeguaychú. “Bien, gracias a Dios.  Por lo menos estamos sanos, y con ganas”, comentó el maciaense Trevissán. “Aquí estamos contentos, por lo menos estamos sanos, y ahí vamos, remando”, repitió su par Cristian Jacobo, de San Víctor. “Viene bien el equipo, están bien enteritos los muchachos”, dijo Fernando Menescardi, delegado Provincia de Entre Ríos, y agregó: “sobre todo, llevarlos a todos sanos a los muchachos, que es lo que más anhelo”.

Sebastián Migueles, jinete de Gualeguaychú, que viajó de suplente, apuntó: “No he tenido la oportunidad de montar y para mí mejor, porque mis compañeros están sanos… venimos entreverados gracias a Dios, en los primeros puestos. Lo importante de todo esto es que estamos sanos”.

Las declaraciones de los atletas y el delegado ante el micrófono del avezado Carlos Espíndola transmitieron en todos los casos, sin excepción, una singular inquietud por la salud, como un compromiso para regresar al pago en buenas condiciones. Y lo mismo se escuchó en las intervenciones del periodista, muy atinadas. Fue un indicio de la conciencia que tienen sobre la extrema peligrosidad de este deporte que pocos días antes se llevó lamentablemente a Cossutta, justo cuando se cumplían diez años de la muerte de otro jinete, el misionero Alfredo Espíndola, en enero de 2010, en la arena de Jesús María.

No son pocas las víctimas humanas y equinas en este juego rudo. En octubre de 2018 murió el tambero de Raíces (Departamento Villaguay) Ramón Lescano, de 34 años, en una jineteada clásica que se realiza en Angélica, Santa Fe. Fue aplastado por el caballo.

Cepillo Trevissán es particularmente aguerrido y atrevido en su deporte. Y los temperamentos intrépidos así no son necesariamente temerarios, pero suelen estar al borde. Tal vez sean los que se lanzarán al río a salvar a una criatura que se ahoga, sin pensarlo dos veces, y así como en una guerra realicen actos heroicos, en un juego arriesguen el cuero casi sin miramientos. Los panzaverdes han sido reconocidos de antiguo por serviciales y a la vez por esa capacidad extra de resistencia, herencia charrúa, que en tiempos más recientes llevó a los adversarios a llamarnos tagüés, de pelo duro.

Ojalá que se le dé

Muchos que conocen bien a Trevissán le deseaban un premio mayor en el encuentro de Jesús María que, con Diamante, son las mayores muestras en el oficio de topar al caballo, desafiar su fuerza y sus trampas, para aguantarse un rato en el lomo sin caer, un deporte que echa raíces en el fondo de los tiempos en la Argentina, Uruguay, Brasil y Chile.

Decía Fernando Menescardi horas antes de este desenlace tremendo: “Yo les tengo mucha fe a los tres, y a Cepillo sobre todo”; entonces el periodista Espíndola le respondía: “Ojalá que se le dé a Cepillo, vos sabés que lo queremos tanto a Cepillo, creo que Entre Ríos entero sueña con que Cepillo sea campeón”; y Menescardi agregaba: “La verdad que sí, y ya con la edad que tiene ha sacado tantos, tantos premios, que vos sabés Carlos le está faltando esto, nada más”.

Habilidoso, experimentado y corajudo, el Cepillo merece otra vuelta, y es lo que deseamos de corazón. Si no fue el premio, que sea la vida.

Son miles los amantes de estos juegos. Muchos los muchachos que arriesgan el pellejo en cada monta, conscientes del peligro. Sólo en Entre Ríos las jineteadas se cuentan por decenas cada año, y hay todo un mundo de artesanías, oficios, música, poesía, mateadas, encuentros en fin, mujeres y hombres alrededor de los jinetes. Ya habrá tiempo para, entre los amantes de estos juegos y de la antigua y vigente relación hombre-caballo, podamos conversar tranquilos y exponer saberes y razones en una rueda, de modo que los deportistas sean valorados como corresponde, sin discriminaciones negativas, y a la vez el deporte sea revisado como debe ser revisado, fuera de intereses extraños y libres de esas calificaciones y descalificaciones ligeras o con pretensiones científicas, que abundan.

En esas horas nos queda entregarnos a la Pachamama y poner toda nuestra energía por la vida, por la salud de nuestro gladiador: jallalla, jallalla, por la vida, Cepillo Trevissán.

Fuente: Daniel Tirso Fiorotto.

Diario Uno.

La que más me ha cagado a golpe

Esta es la entrevista que realizó el periodista Carlos Espíndola a Leonardo Javier Trevissán, horas antes del accidente.

-Ya se viene la jineteada para la televisión, va a montar Cristian Jacobo, y bueno, vamos a charlar con Cepillo (Trevissán) que ya tuvo su participación hoy. Cepi, ¿cómo estás?

-Bien, gracias a Dios.  Por lo menos estamos sanos, y con ganas por supuesto. Por ahí no tenemos suerte de ligar, pero bien. Luchando por lo menos, haciendo puntos todas las  noches gracias a Dios.

-Has ligado un solo caballo bueno e igual estás ahí, peleando.

-Sí, he ligado un solo caballo bueno y ahí la vamos peleando, por ahí nos cuesta ir a los caballos medio blandos, pero la vamos luchando.

-Lo importante es sumar, después quedan tres noches que hay que quemar todos los cartuchos.

-Sí, quedan tres noches, esperemos ligar algo más lindo, para poder quedar en la pelotera de adelante si Dios quiere.

-Buena suerte para estos días que quedan, la verdad que has hecho un excelente campeonato. Nosotros que sabemos cómo sos vos, que te jugás a todo o nada, palpitamos, sabemos que en cada jineteada  tuya puede haber una emoción grande pero bueno, no se dan las cosas a veces con los sorteos.

-Sí, por eso le digo, no se dan las cosas en el sorteo y es complicado. Uno está acostumbrado a andar en las domas y siempre hay caballos elegidos, ¿no? Y siempre trata de montar un caballo bueno para sacar un premio. Acá cuesta hacerlos llegar, y que no se caigan, pero bueno, la vamos peleando.

-Ojalá que  se te dé en el sorteo, que ligués, y ojalá que te veamos ahí peleando un campeonato.

-Sí, Dios quiera y se dé, y muchísimas gracias. Y bueno, eso es lo que queremos, ligar algo más o menos por lo menos para estar entreverados entre los primeros.

-Y el 15 vamos a estar en Villaguay y te toca la Bocarada.

-Sí, el 15 si Dios quiere vamos a estar en Villaguay montando la Bocarada.  Me llamaron; como me golpeé y no la pude montar, estaba la incógnita de la gente, para que montara la yegua, y quedamos comprometidos a ir a la fiesta, a montarla.

-Lindo duelo ¿no? Sabemos lo baquiana que es la yegua, pero por ahí vos la hacés olvidar de las trampas.

-Sí, no, no, es una yegua muy respetada. He montado un montón de caballos pero la que más me ha cagado a golpe es ella. La he montado pila de veces.  Pero bueno, la vamos a sacar, a torearla para que sirva, que si me voltea me voltee bien, y si le gano ganarle bien a ella.

-Ojalá que sigas bien.

-Bueno, muchas gracias.

-Suerte, Cepi.

-Muchas gracias, gracias.

-El querido Leonardo Trevissán charlando con nosotros. Aquí en Jesús María. Ya se viene el horario televisivo con la participación de Cristian Jacobo…

 

El chamamé del abuelo

En estos días se han sucedido los homenajes a Cepillo Trevissán, en versos, payadas, canciones y expresiones sentidas de sus amistades.

José Martínez y los Andariegos del Litoral le habían dedicado antes un chamamé al joven deportista, prometedor, en el disco titulado Topando Horizontes, bajo el título “A Cepillo Trevissán”, y allí se escucha un breve recitado que dice así.

 

Cumpliendo la obligación

que también es compromiso

ya que el destino lo quiso

que sea abuelo de un campeón,

a él cantarle es mi intención

y al escucharme sabrán

que estos nobles versos van

dedicados a un paisano:

al gran jinete entrerriano

que es Cepillo Trevissán.

 

Tal vez por noble y sencillo

tiene amigos a granel

y grandes campeones como él

a ese deporte dan brillo.

Nadie duda que Cepillo

jineteando es gran bastero,

fue grupero, mejor clinero

y en las interprovinciales

enfrentado a grandes rivales

de los premios, traer el primero.

 

Con honor a la verdad

a este joven y a su historia

lo llevará en la memoria

todo el país y en Maciá

su pueblo lo  honrará

con gran placer y emoción

y con sobrada razón

porque ha defendido un suelo

es que le canta el abuelo

a su nieto, el gran campeón.

el Cepillo Leonardo Javier Trevissán

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