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Escuchar música mientras estudias: ¿Es beneficioso?

Muchas personas utilizan música para estudiar. Otras, en cambio, aunque les gusta, afirman que no pueden hacerlo con ella. En este artículo hablamos de lo que dice la ciencia.

La música puede tener grandes efectos sobre la mente y las emociones: ayuda a modular el estado de ánimo, mejora el rendimiento académico, compensa en parte la pérdida cognitiva del envejecimiento e incluso puede ayudar a mejorar la salud física. Son muchas las personas que optan por escuchar música para estudiar. Así, hoy queremos preguntarnos si realmente puede hacer que aprendamos más y mejor.

Una de las razones por las que muchos la escuchan es porque minimiza el impacto que pueden tener otros ruidos de nuestro entorno. También porque puede contagiarnos un ritmo que tire de nosotros en tareas rutinarias, repetitivas y un tanto aburridas. En cualquier caso, se trata de un tema un poco polémico sobre el que hoy queremos poner un poco de luz.

Pros y contras de escuchar música para estudiar

Los beneficios y desventajas de escuchar música de fondo al estudiar son varios y dispares. Para contextualizar el debate, aquí tienes algunos puntos a favor:

La música estimula zonas del lóbulo prefrontal que están relacionadas con la atención, la concentración y la satisfacción. Las personas que escuchan música para estudiar afirman que se concentran más y que resuelven problemas con menos esfuerzo.

La música activa zonas del lóbulo temporal que también cumplen funciones en el pensamiento matemático y el lenguaje, por lo que ayudaría a desarrollarlas. Las personas que quieren aprender un idioma suelen informar de grandes avances en la inmersión lingüística cuando escuchan música en ese idioma. Además, también es una forma de conocer otras culturas.

Ayuda a combatir el estrés previo a los exámenes, lo que favorece la relajación y la retención de información.

Mantiene el cerebro activo, lo que ayudaría a combatir el sueño.

Por otro lado, existen también personas que prefieren no escuchar música para estudiar. También tendrían argumentos para defender su postura:

Dependiendo del tipo de música y del tiempo de contenido, la música puede actuar como distractor. Por ejemplo, la letra de una canción puede activar recuerdos que alejen a nuestra mente de lo que estamos estudiando.

Las canciones con letra, aunque sea en un idioma desconocido, producen interferencia verbal.

La música puede hacer que la lectura, la atención y la fijación del contenido sean más superficiales.

Entonces, ¿es beneficioso escuchar música al estudiar?

Teniendo en cuenta buena parte de los estudios realizados para la fecha, sería necesario ir más allá de un sí o un no absoluto. Depende de la persona, de su estado de ánimo, pero sobre todo del contenido y de las estrategias que esté utilizando para asimilarlo.

No es lo mismo estudiar la literatura del siglo de Oro acompañados de una canción de Julio Iglesias que intentar resolver algunos problemas de matemáticas acompañados de música clásica.

Música para tareas repetitivas

Antes de estudiarse como un complemento al estudio, se ha utilizado la música para intentar mejorar la productividad en las fábricas. Encontraron que para tareas repetitivas, previsibles y aburridas, la música actuaba como un estimulante para la mente, ayudando a sobrellevar la monotonía.

Por esto mismo, la memorización basándose en la repetición puede verse beneficiada por el ritmo de la música. Por ejemplo, seguro que recuerdas canciones de tu infancia que estaban destinadas a que aprendieras.

No obstante, si se trata de material verbal, no se debe usar música con letra, pues puede interferir en su aprendizaje.

Interferencia en tareas complejas

Por el contrario, cuando se trata de realizar una tarea compleja que requiere concentración y esfuerzo mental, el sonido de la música sí parece ser una interferencia real.

En una investigación publicada en Psychological Reports se evidenció que las personas contaban hacia atrás mucho peor cuando sonaba una pieza musical elegida por ellos.

Es todavía peor en el caso de las melodías pegadizas: la mente vuelve automáticamente hacia la música, en especial si esta tiene letra en un idioma que se comprenda. Esto interfiere en gran medida con la concentración necesaria para realizar operaciones mentales complejas.

Canciones sin letra y de ritmo no muy alto

Un consejo general para aquellas personas que quieren aprovechar los efectos positivos que puede tener la música en el estudio es que elijan canciones sin letra y que no tengan un ritmo muy alto. Si lo que pretendemos con la música es aislarnos del entorno, una alternativa pueden ser los llamados ruidos blancos.

Además, la música puede ayudar a que nos pongamos en marcha. Podemos ponerla al principio, como asidero frente a la pereza que puede darnos el horizonte de sentarnos frente a los apuntes después de una jornada de trabajo. Si después nos molesta, podemos quitarla o pasar a otro tipo que estimule más la reflexión que la activación.

Por encima de música sí o música no, existe el arte de elegir la música que más nos puede ayudar en las circunstancias en las que en ese momento nos encontramos.

Fuente: La Mente es Maravillosa.-

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