El 28 de junio de 1919 se firmó en la Sala de los Espejos del palacio de Versalles en Francia, el tratado que impuso gravosas condiciones a los alemanes, vencidos en la primera guerra mundial, y que fueron el germen que alimentó al nazismo.
El tratado estuvo dictado por la venganza y la soberbia. El economista británico John Maynard Keynes, que participó de las reuniones previas, lo definió como una "paz cartaginesa".
Impuso exorbitantes imposiciones que se adoptaron contra el sector vencido, encarnado principalmente en el Reich alemán, que ceder gran parte de su territorio y colonias, a entregar material militar, a reducir su Ejército, a suprimir el servicio militar obligatorio y a pagar una indemnización enorme. Además Alemania debió reconocer su unilateral responsabilidad por haber comenzado la guerra y generado tanto sufrimiento.
El mariscal francés Ferdinand Foch, que participó en las negociaciones, dijo: "Este no es un tratado de paz, sino un armisticio de veinte años". Estas palabras tomaron vigencia profética cuando 20 años después, en 1939, comenzó la segunda guerra mundial
Como consecuencia de la humillación de Versalles, Hitler consiguió el apoyo de multitudes que buscaban venganza y pan